Durante la reunión del mes pasado, cuando le preguntaron a Christine Lagarde si el Banco Central Europeo (BCE) movería los tipos de interés en octubre, respondió tarareando: «Qué será, será». Nadie esperaba una respuesta clara, probablemente ni la propia presidenta del BCE lo sabía con certeza. En aquel momento, parecía que el BCE haría una pausa para recopilar más datos sobre la inflación, y Lagarde advirtió que no basarían su decisión en una sola estadística, alertando de que septiembre podría ser un mes engañoso debido a una caída temporal en los precios de la energía.
La primera parte de esa advertencia se cumplió: la inflación en la zona euro cayó con fuerza en septiembre hasta el 1,8%, situándose por debajo del objetivo del BCE por primera vez en tres años. Sin embargo, el BCE ya no teme la «trampa» de una baja inflación temporal. A esta moderación en los precios se suma una creciente incertidumbre sobre el crecimiento económico, reflejada en índices como el PMI de la actividad manufacturera, que en septiembre registró su nivel más bajo del año. Alemania, la mayor economía europea, se encuentra en recesión, aunque su índice bursátil DAX está en máximos, lo que ha provocado un cambio de tono en el BCE.
Los precios se estabilizarán
Recientemente, Lagarde expresó su «confianza reforzada» en que los precios se estabilizarán, y figuras clave del BCE como Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, se han mostrado abiertos a discutir una posible bajada de tipos en octubre. Las actas de la última reunión del BCE revelaron que la desaceleración económica está generando preocupación, y los mercados ya anticipan una reducción de los tipos al 3,25%.
Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano, ve probable otra rebaja de tipos en diciembre, pero advierte que la continuidad de estas reducciones a lo largo de 2025 no está asegurada. Otros analistas, como los del banco suizo Julius Baer, coinciden en que la baja inflación y el débil crecimiento justifican nuevas bajadas.
Sin embargo, no todos están convencidos. Carsten Brzeski, de ING, señala que hay razones para no reducir los tipos. Recuerda que la inflación de servicios sigue siendo alta, y que los problemas estructurales, como la crisis de la industria automovilística alemana, no pueden solucionarse solo con política monetaria.
El BCE logra un consenso
Hasta ahora, el BCE ha logrado un consenso amplio en sus decisiones, aunque algunos miembros, como el austríaco Robert Holzmann, han mostrado disidencias. Las divisiones sobre las futuras acciones del BCE podrían intensificarse debido a los riesgos geopolíticos y el reciente aumento en los precios del petróleo. No obstante, el precio del crudo ha caído tras la promesa de Israel de no atacar instalaciones petroleras en su conflicto con Irán, y la menor demanda de China ha contribuido a esta bajada.
La decisión del BCE será observada de cerca por los hipotecados, ya que el euríbor ha caído fuertemente, lo que ha llevado a una reducción en las cuotas y ha intensificado la competencia entre bancos, con algunos ofreciendo préstamos a intereses por debajo del 3%. Aunque esta reducción da un respiro a los hipotecados, también podría complicar la esperada bajada de precios en el mercado inmobiliario.
© Reproducción reservada