El futuro de Talgo, en manos de Sidenor y del reloj

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El próximo 15 de mayo vence el plazo para que Sidenor entre oficialmente en Talgo, pero el asunto se está alargando más de la cuenta. Tanto, que ya se empieza a hablar de que podría demorarse otro mes más. Mientras tanto, crecen las dudas entre los analistas: si la compra no se cierra, Talgo —que lleva tiempo en la cuerda floja— podría acabar descarrilando.

Dada la tensión del momento, las instituciones implicadas en el proceso están optando por un hermetismo total. Y eso solo alimenta más las especulaciones sobre qué decidirá finalmente José Antonio Jainaga, presidente de Sidenor, un empresario que sabe moverse: en 2016 se hizo con el control de la acerera a través de Clerbil, una empresa creada con apenas 3.000 euros, después de que Gerdau anunciase su salida.

Desde entonces, Jainaga ha impulsado la rentabilidad del grupo, capeando pandemias y hasta apagones de producción por el alto coste eléctrico. Con esta experiencia a sus espaldas y sus ganas de diversificar, ahora debe elegir: ¿apostar por Talgo o pisar el freno?

Un lastre de 116 millones de Talgo

Parte del lío viene de que Talgo arrastra una multa de 116 millones que Renfe le puso por retrasos en las entregas. Aunque en 2024 logró un beneficio de 8,8 millones, al provisionar la sanción ha terminado registrando pérdidas de 107,9 millones.

Para intentar salvar los muebles, Carlos Palacio, presidente de Talgo, ha escrito una carta a Álvaro Fernández, nuevo presidente de Renfe, pidiéndole revisar los contratos. Alega que, igual que se ha hecho con CAF, Stadler y Alstom, deberían flexibilizar las condiciones por la subida de precios tras la pandemia y la guerra de Ucrania.

Palacio avisa: si la sanción no se alivia, puede peligrar la refinanciación de los 403,9 millones de deuda financiera neta de la empresa. Y sin eso, no hay futuro.

¿Compra a la vista?

Si consiguen superar el bache, habría vía libre para que Jainaga y su consorcio formado también por BBK, Vital y el Gobierno Vasco (a través del fondo Finkatuz) ejecuten su oferta: 154 millones ahora y otros 30 millones hasta 2028 a cambio del 29,8% de Talgo.

Pero el valor en bolsa de Talgo ahora ronda los 3 euros por acción, bastante por debajo de los 5 euros que alcanzó durante la OPA de Magyar Vagon. La propuesta vasca incluye 4,15 euros fijos más un bonus de hasta 0,85 euros según cómo rindan los resultados financieros en 2027 y 2028.

Un nuevo plan industrial en marcha

Si todo sale bien, Jainaga tendrá que diseñar un nuevo plan industrial para Talgo: desatascar la saturación de sus plantas de Rivabellosa y Las Matas, limpiar la cartera de pedidos retrasados, y vigilar muy de cerca los contratos internacionales (como los de Alemania y Dinamarca), donde también podrían lloverle nuevas multas.

Una cartera de pedidos millonaria

Talgo tiene historia: fundada en 1942, sus trenes —como las series 112, 730 y S106 Avril— han sido un símbolo de la exportación española. Hoy su cartera de pedidos está valorada en 4.173 millones de euros, con más del 80% procedente de proyectos internacionales.

Los ingresos previstos por fabricación de nuevos trenes se distribuyen en un horizonte de 2 a 5 años, y se complementan con el negocio de mantenimiento. Pero todo depende de que consiga enderezar la situación antes de que sea demasiado tarde.

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