El precio de la vivienda en España ha experimentado un incremento continuo durante los últimos diez años. Desde el primer trimestre de 2014, los precios de los inmuebles residenciales han subido un 66% nominal, según datos del Banco Internacional de Pagos (BIS).
A pesar de que los tipos de interés siguen siendo altos, las tasas de variación de los precios se han acelerado en los últimos trimestres, lo que sugiere una tendencia alcista cada vez más pronunciada.
Aunque el mercado inmobiliario español no está en una burbuja, el Banco Central Europeo (BCE) ha señalado que los precios de la vivienda en España están sobrevalorados en un 10%.
Este análisis –que recoge un reporta de El Economista– se basa en el indicador de sobrevaloración del BCE, que compara el precio de la vivienda con el PIB per cápita, el precio de los alquileres y otros factores económicos como los tipos de interés reales.
¿Cuál es el problema sobre la vivienda?
La situación actual plantea un reto para la accesibilidad a la vivienda, ya que el precio de los inmuebles ha subido más rápidamente que los salarios.
Según el BCE, actualmente se requieren 7,1 años de renta bruta disponible para adquirir una vivienda, frente a los tres años que se necesitaban en la década de 1990.
A pesar de este panorama, la demanda sigue siendo fuerte, lo que está impulsando la subida de precios.
En términos regionales, algunas comunidades autónomas experimentan incrementos especialmente pronunciados.
Las comunidades de Valencia, Madrid y Baleares lideran los aumentos interanuales, con incrementos de hasta un 20,5%, 19,7% y 17,9% respectivamente.
Este aumento en los precios está afectando especialmente a los ciudadanos que intentan acceder al mercado inmobiliario, que se ven cada vez más alejados de la posibilidad de adquirir una vivienda.
El BCE ha señalado que, aunque la sobrevaloración actual no alcanza los niveles de 2007, cuando la sobrevaloración llegó al 33,8%, los precios de la vivienda en España siguen estando muy por encima de sus fundamentos.
Esta tendencia plantea dudas sobre la sostenibilidad de los precios a largo plazo, ya que muchos compradores podrían estar anticipando un crecimiento futuro de los precios, lo que los lleva a comprar hoy en lugar de esperar.
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