España recibió en mayo 9,39 millones de turistas internacionales, lo que representa un incremento del 1,5% respecto al mismo mes de 2024, según los datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Aunque el volumen total supone un nuevo máximo histórico para un mes de mayo, el dato confirma un claro enfriamiento del ritmo de crecimiento del turismo extranjero.
En el acumulado del año, entre enero y mayo, España ha superado por primera vez los 35 millones de turistas internacionales, lo que supone un crecimiento del 5,5% interanual. Esta evolución mantiene al país en la senda de superar los 100 millones de visitantes al cierre de 2025. Sin embargo, el comportamiento mes a mes evidencia una ralentización: si en febrero el incremento fue del 7,6% y en abril alcanzó el 10%, en mayo apenas superó el 1%.
El turismo se debilita
Por mercados emisores, las cifras también muestran debilidad. Francia y Alemania, segundo y tercer mercado más importante para el sector turístico español, registraron caídas del 6,7% y 6,1%, respectivamente. Además, Latinoamérica (-0,8%), Holanda (-2%) y Suiza (-3%) también muestran retrocesos, lo que activa las señales de alerta en el sector.
Pese al menor dinamismo en llegadas, el gasto turístico sigue al alza. En mayo, los turistas internacionales dejaron 12.254 millones de euros, un 4,9% más que en el mismo mes del año anterior. El gasto medio diario se situó en 209 euros. En los cinco primeros meses del año, el gasto total se eleva a 46.586 millones de euros, con un aumento del 8,1%.
Desde el Ministerio de Industria y Turismo se prefiere destacar la mejora en la rentabilidad, aunque fuentes del sector turístico consultadas por Cinco Días apuntan a dos razones para explicar la pérdida de tracción en algunos mercados clave. La primera tiene que ver con el fuerte incremento de precios, especialmente en el alojamiento, que ha triplicado el beneficio por habitación disponible en los últimos cuatro años. Esto ha afectado a la competitividad de destinos españoles frente a otros como Turquía, Cabo Verde, México o República Dominicana, que ofrecen precios más accesibles.
El segundo factor es la masificación de ciertos destinos turísticos, tanto vacacionales (como Canarias y Baleares) como urbanos (Madrid y Barcelona), lo que estaría empujando a los viajeros a buscar alternativas menos saturadas. Este fenómeno ha ido acompañado de un creciente malestar social: desde el verano pasado se han multiplicado las protestas ciudadanas por el auge de los pisos turísticos y el aumento del precio del alquiler, que según los manifestantes está expulsando a los residentes de sus barrios tradicionales.
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