Grifols ha cerrado un 2024 complicado con una refinanciación de deuda que, aunque le ha permitido ganar tiempo, también ha tensionado considerablemente sus finanzas. La farmacéutica ha tenido que asumir un aumento cercano al 180% en los intereses de los nuevos bonos que ha colocado en el mercado, lo que le llevará a afrontar pagos por más de 1.000 millones de euros hasta 2030. Sin embargo, esta emisión ha tenido un impacto positivo en el mercado bursátil, donde Grifols ha experimentado un repunte del 8,9%.
La empresa de hemoderivados comenzó el año con un panorama complicado debido al inminente vencimiento de 2.800 millones de euros en deuda para 2025. Para hacer frente a este desafío, ha recurrido en tres ocasiones al mercado este año para refinanciar estos bonos y aplazar su pago hasta finales de la década. Además, Grifols ha vendido el 20% de Shanghai Raas por 1.600 millones de euros, que ha destinado a amortizar parte de la deuda.
Refinanciación costosa pero estratégica
Aunque Grifols ha conseguido convencer a los bonistas, lo ha hecho a costa de aceptar tipos de interés mucho más altos que los anteriores. Los tipos de interés de los nuevos bonos se han disparado hasta un 7,5% y un 7,1%, frente al 3,2% y 1,6% de los bonos anteriores. La compañía ha tenido que ajustarse a un entorno de tipos de interés más altos que el que existía antes de la pandemia, lo que, sumado a su situación actual, ha elevado considerablemente el coste de la deuda.
El interés medio de los bonos de Grifols ha pasado del 3,14% a principios de 2024 al 5,4% tras estas emisiones. La primera refinanciación de 1.300 millones, realizada en abril y junio, supondrá un coste en intereses de unos 585 millones de euros hasta 2030, mientras que la segunda, por la misma cantidad, tendrá un coste de 497 millones.
El futuro de la deuda de Grifols
Además de estos nuevos bonos, Grifols aún tiene otros tres bonos vivos emitidos en 2019 y 2021, con un total de unos 2.770 millones de euros. Los pagos de estos bonos se realizarán en los próximos años, siendo el más inmediato el de 770 millones en 2027, con un interés del 2,25%, y otro de 2.000 millones en 2028 con cupones del 3,8% y 4,7%. En total, estos cinco bonos suman un coste para la farmacéutica de unos 1.575 millones de euros hasta 2030, siempre y cuando no haya amortizaciones anticipadas.
El aumento de la deuda se traducirá en tensiones de caja adicionales a partir del próximo año, aunque los pagos del principal no se realizarán hasta los años posteriores. Solo con estos bonos, Grifols tendrá que afrontar unos 290 millones de euros anuales en intereses, casi el doble de los 147 millones de euros que pagaba antes de las refinanciaciones.
¿Ampliación de capital o desinversiones?
La compañía ha logrado reducir algo su deuda total gracias a las nuevas emisiones y la venta de Shanghai Raas, lo que le ha permitido repagar la línea revolving de más de 900 millones de euros y reducir su préstamo bancario en 1.065 millones, dejándolo en 2.330 millones. Así, la deuda total de bonos y préstamos se reduce de 8.070 millones a 7.700 millones, un esfuerzo que le ha valido una mejora en su rating por parte de S&P.
No obstante, a pesar de estos avances, Grifols deberá demostrar que puede gestionar el coste de su deuda. Tras la fallida OPA de Brookfield, los analistas apuntan a que la compañía podría necesitar una inyección de capital adicional. Aunque la ampliación de capital se ha descartado por parte del CEO, Nacho Abia, Grifols podría recurrir a nuevas desinversiones o incluso buscar un inversor interesado en adquirir el control de la compañía.
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