Indra acaba de dar un golpe sobre la mesa en el sector de telecomunicaciones al comprar el 89,68% de Hispasat a Redeia Corporación por 725 millones de euros. Así lo comunicó la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) este viernes por la noche. Pero ojo, porque esta operación deja a Redeia con unas minusvalías de 112 millones de euros, aunque el golpe sería de 208 millones si no se tienen en cuenta los 96 millones en dividendos que han cobrado desde 2019.
El mercado ya ha empezado a murmurar, y todo apunta a que los accionistas minoritarios de Redeia no estarán precisamente contentos con el trato. Y es que la venta se ha cerrado a un precio un 22% inferior al que Redeia pagó hace cinco años por el mismo porcentaje de Hispasat.
Los protagonistas, Indra y el dinero sobre la mesa
Este acuerdo no se firmó en un despacho cualquiera. En la operación han participado los pesos pesados de ambas compañías: Roberto García y José Vicente de los Mozos, CEOs de Redeia e Indra respectivamente, junto con los presidentes Beatriz Corredor (Redeia) y Ángel Escribano (Indra).
¿Y cómo se paga todo esto? Indra ha asegurado financiación por 700 millones de euros, mientras que los 25 millones restantes salen directamente de su caja. Eso sí, la compra no es inmediata: aún tiene que pasar por la aprobación del Consejo de ministros, las autoridades de competencia y otros organismos regulatorios. Aun así, no se esperan grandes obstáculos para que todo se cierre en los próximos meses.
El factor SEPI y la jugada estratégica del Gobierno
Pero lo más interesante de esta operación no es solo el dinero, sino lo que hay detrás. Según fuentes del mercado, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), el brazo financiero del Gobierno español ha jugado un papel clave en la compra. La idea es clara: reforzar Indra como «campeón» español en el sector de defensa, asegurándose activos estratégicos para el Ejército del Aire y del Espacio.
Y tiene sentido. SEPI tiene participación en todas las empresas implicadas: un 28% en Indra, un 20% en Redeia y un 7,41% en Hispasat. Es decir, esta compra tiene el visto bueno (y el empuje) del Gobierno de Pedro Sánchez.
¿Y ahora qué?
Para Redeia, esta venta forma parte de su estrategia de desinversión en telecomunicaciones, un proceso que ya empezó en 2022 con la venta de Reintel. La compañía ha asegurado que mantiene su compromiso con los accionistas de pagar un dividendo mínimo de 0,80 euros por acción en 2024 y 2025.
Por otro lado, la compra de Hispasat también está sujeta a la aprobación de la junta de accionistas de Indra. Además, la compañía quiere consolidar su control sobre Hisdesat, la empresa clave en servicios gubernamentales por satélite.
Los analistas creen que la valoración de Hispasat podría subir gracias a su participación en proyectos internacionales como IRIS2, el programa de la Unión Europea para mejorar la conectividad satelital. Sin embargo, ni con esa subida alcanzaría el valor que Redeia pagó hace cinco años.
En resumen, Indra se refuerza en el sector espacial con Hispasat, Redeia cierra su capítulo en telecomunicaciones, y el Gobierno mueve ficha en su estrategia de defensa. Ahora, solo queda ver cómo reaccionan los accionistas y qué impacto tendrá esta compra en el futuro del sector.
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