La Hudson’s Bay Company: De gigante del comercio a relicto empresarial en bancarrota

Hudson's Bay Company

Hoy en día, ver a una compañía fundada en el siglo XVII es casi una rareza, y dentro de unas semanas, será aún más complicado. La Hudson’s Bay Company, una de esas raras supervivientes de otra época, está a punto de caer en la bancarrota. Esta empresa, que nació en plena época de exploración inglesa en América y que durante más de 200 años dominó un tercio del actual Canadá, ahora tiene solo seis tiendas y un juez le ha dado hasta finales de abril para evitar una liquidación que parece casi inevitable. ¿Cómo llegó a este punto una de las empresas más poderosas del planeta?

Para entenderlo, hay que retroceder al siglo XVII, cuando las grandes exploraciones europeas se mezclaban con la conquista y el comercio. Mientras España y Francia conquistaban tierras en nombre de la corona, potencias como los Países Bajos, Portugal e Inglaterra creaban algo aún más complejo: las empresas-estado. Las famosas Compañías de las Indias, tanto la británica como la holandesa, pasaron a la historia por gobernar grandes territorios como si fueran naciones. Antes de que los gobiernos de sus respectivos países reclamaran oficialmente esos territorios, India e Indonesia estuvieron bajo el control de estas “empresas privadas” que comerciaban con especias, té, seda y hasta organizaban ejércitos. Una locura, ¿no?

Un plan en 1650

En 1650, los exploradores franceses Pierre-Esprit Radisson y Médard de Chouart organizaron una expedición para encontrar la Bahía de Hudson, donde esperaban encontrar las mejores pieles de Norteamérica. Su plan era simple: cazar animales, cortar sus pieles y venderlas en Europa, donde las pieles originales valían mucho. Su primer viaje fue todo un éxito, pero a pesar de las pruebas, el gobierno francés se negó a darles la autorización real necesaria para financiar su expedición. Así que, se fueron a Londres, en pleno brote de peste negra.

Allí, el príncipe Rupert, primo del rey Carlos II, les dio dos barcos y un equipo. Uno de esos barcos llegó a la Bahía de Hudson, en la actual Quebec, y allí crearon un fuerte y establecieron la Hudson’s Bay Company para gestionar el comercio de las pieles. Un año después, en 1670, el rey Carlos II les otorgó un monopolio en el comercio de pieles en una vasta región que cubría un tercio del actual Canadá, una zona conocida como la Tierra de Rupert, en honor al príncipe Rupert.

A pesar de todo, la empresa no lo tuvo fácil. Durante 20 años, las guerras contra Francia por el control del territorio paralizaron su actividad. Sin embargo, tras la Guerra de Sucesión en España (1715), la compañía volvió a tomar fuerza. Francia aceptó ceder sus derechos sobre las tierras canadienses a cambio de ciertos acuerdos, lo que permitió a la Hudson’s Bay Company expandir su poder. No solo comerciaban pieles, sino que también recaudaban impuestos y actuaban como fuerza militar.

Hudson´s Bay controló 7,7 millones de kilómetros

Pero la competencia no tardó en aparecer. En 1779, la Compañía del Noroeste se fundó para desafiar el monopolio de la HBC en el comercio de pieles, y no fue una batalla económica, sino militar. La Guerra del Pemmican fue una guerra real entre ambas compañías, que duró 9 años y terminó con la orden del gobierno británico de fusionar ambas empresas. Después de la fusión, la Hudson’s Bay Company pasó a controlar 7,7 millones de kilómetros cuadrados y empleaba a 1.500 personas.

Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llegó en 1849, cuando un jurado condenó a un comerciante por violar el monopolio de la HBC, pero no le impuso ninguna multa. Eso prácticamente terminó con su monopolio. A partir de ahí, la competencia empezó a crecer, y la empresa tuvo que reinventarse. El gobierno británico, como ya había hecho en India, reclamó la soberanía sobre ese territorio y lo unió a otras provincias para formar el nuevo país de Canadá.

Hudson’s Bay Company logró reconvertirse

A diferencia de la Compañía de las Indias Orientales, que fue disuelta cuando el Imperio Británico tomó control de India, la Hudson’s Bay Company logró reconvertirse. En lugar de perder sus tierras, el Reino Unido le pagó 300.000 libras por rechazar una oferta de compra de Estados Unidos por 10 millones de dólares. Con ese dinero, la compañía comenzó a invertir en el comercio minorista, un sector que estaba creciendo en Canadá con la expansión de la población y la riqueza.

La empresa se transformó en una cadena de centros comerciales, pero el tiempo de gloria no duró para siempre. En la última década, el auge del comercio online arrasó con los centros comerciales físicos. La Hudson’s Bay fue comprada por una firma de inversión estadounidense, cerró sus tiendas en Europa y Estados Unidos, y después del golpe de la pandemia de Covid-19, la empresa terminó en concurso de acreedores. Hoy en día, solo quedan seis locales, y no está claro si sobrevivirán mucho más allá de abril.

La Hudson’s Bay Company sobrevivió a todo: desde el hielo, los viajes en barco, guerras contra nativos, la pérdida de su monopolio, anexiones, independencias y hasta guerras mundiales. Pero las compras online y la crisis de los centros comerciales han sido demasiado. Así, una de las empresas más antiguas de Occidente se enfrenta a su final.

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