FlickrLa presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reconoció que en el «entorno actual» resulta «imposible» que la inflación se mantenga constantemente en el 2%, una de las principales metas del organismo.
Durante su intervención en la conferencia organizada por el Instituto de Estabilidad Monetaria y Financiera de la Universidad Goethe de Frankfurt, Lagarde explicó que las circunstancias globales actuales han cambiado de forma significativa, lo que complica la previsibilidad y el control de la inflación.
La líder del BCE destacó tres factores clave que están marcando este nuevo contexto. En primer lugar, la dirección de los shocks económicos se ha vuelto «mucho más difícil de predecir».
Además, señaló que la magnitud de los shocks inflacionarios podría ser más grande de lo que se había anticipado, lo que implica que la persistencia de la inflación podría ser mayor en algunos casos.
Los desafíos que ve Lagarde
Esta incertidumbre obliga a replantear las políticas monetarias, adaptándolas a cada situación específica.
A pesar de estos desafíos, Lagarde subrayó que el objetivo del BCE sigue siendo una inflación del 2% a medio plazo.
No obstante, advirtió que esto no significa que la inflación pueda mantenerse de manera constante en ese nivel.
Según la presidenta, lo que se busca es una convergencia a ese 2% una vez superados los shocks que puedan surgir.
«Nuestra meta es simétrica y trabajamos para lograrla en el medio plazo», dijo.
En cuanto a la respuesta del BCE ante los distintos tipos de shocks, Lagarde señaló que la política monetaria debe ser flexible.
El organismo reaccionó de manera más firme ante los shocks de demanda, pero fue aún más contundente frente a los shocks de oferta persistentes, especialmente cuando la inflación es elevada.
Lagarde concluyó que las políticas monetarias deberán mantener una alta agilidad para responder de manera efectiva a la evolución impredecible de los factores inflacionarios.
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