Nike ha conseguido dar un respiro a sus inversores después de varios años de incertidumbre. La llegada de Elliott Hill como nuevo CEO parece haber sido un buen fichaje, ya que la compañía ha superado las expectativas (bastante pesimistas, por cierto) que tenían los analistas.
Los números siguen en rojo, pero menos de lo esperado. La empresa ha registrado una caída del 9% en ingresos, quedándose en 11.300 millones de dólares. No es una buena noticia, pero si la comparamos con la previsión de 11.000 millones que manejaba el mercado (-11%), el dato es mejor de lo que parecía.
Nike da la sorpresa en las ganancias por acción
Pero la verdadera sorpresa ha llegado con las ganancias por acción. Nike ha conseguido 54 centavos por título, casi el doble de los 29 centavos que esperaban los expertos. América del Norte ha sido su mejor baza: allí ha vendido productos por valor de 1.100 millones de dólares, muy por encima de los 910 millones proyectados. En total, ha logrado 4.860 millones en ventas en la región, superando los 4.470 millones previstos. Con estos resultados, sus acciones llegaron a subir un 2% en el after-hours.
Eso sí, la sombra de China sigue pesando. Las ventas en el gigante asiático han caído un 17%, quedándose en 1.730 millones de dólares frente a los 1.840 millones esperados. Es el mayor desplome en términos de ventas del trimestre y deja claro que la compañía tiene un problema en ese mercado.
En el lado positivo, las ventas directas han aguantado mejor de lo esperado, con 4.700 millones frente a los 4.450 millones estimados. Y un dato curioso: Nike ha pagado menos impuestos en EE.UU., solo un 5,9% frente al 16,5% del año pasado y al 17% previsto por los analistas. Un pequeño respiro fiscal que ayuda a cerrar un trimestre en el que la marca del swoosh, al menos, ha evitado un desastre mayor.
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