Renault Group ha decidido moverse más allá del motor y meterse en un terreno bastante futurista: los exoesqueletos. La automovilística francesa ha hecho una inversión minoritaria en Wandercraft, una startup que va fuerte en el desarrollo de exoesqueletos médicos autoequilibrados. Sí, esos que ayudan a personas con movilidad reducida a volver a caminar… pero también tienen potencial para montarse en fábricas.
Y aquí es donde entra Calvin, el nuevo proyecto que Renault y Wandercraft están cociendo juntos. Será una familia de robots industriales pensada para currar en fábricas, quitando a los trabajadores tareas físicas duras y repetitivas. Básicamente, quieren que los operarios no se destrocen la espalda y que, de paso, se acelere la producción.
Renault aportará su parte industrial
Renault, con toda su experiencia en escalar procesos y reducir costes (el famoso design-to-cost del sector auto), aportará su parte industrial. Wandercraft pondrá la tecnología robótica y de exoesqueletos. Una combinación que, según ellos, puede marcar un antes y un después en la automatización de tareas físicas en la industria.
Pero el acuerdo no se queda solo en lo industrial. También incluye una parte más ambiciosa: llevar al mercado robots más asequibles y funcionales para distintos entornos, desde clínicas hasta casas particulares. La joya de la corona aquí es Eve, un exoesqueleto de nueva generación que Wandercraft está a punto de lanzar.
Según Thierry Charvet, jefe de industria y calidad de Renault, esto no va solo de eficiencia: va de cambiar el modelo de producción, liberando a los equipos humanos para tareas de más valor. Y para Matthieu Masselin, CEO y cofundador de Wandercraft, esta alianza les da el empujón que necesitaban para escalar y democratizar su tecnología.
Renault se ha aliado con una startup robótica para que sus fábricas trabajen mejor, sus empleados sufran menos y de paso, revolucionar también cómo caminamos, trabajamos y vivimos en un futuro no tan lejano.
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