La empresa energética española Repsol está en negociaciones para vender una participación minoritaria de su filial de energías renovables, Repsol Renovables, como parte de su estrategia para financiar su plan hasta 2027. Según informaciones de Reuters basadas en fuentes cercanas a la compañía, Repsol ya ha recibido una oferta no solicitada de un inversor cuya identidad aún no ha sido revelada.
La intención de Repsol es mantener más del 50% del negocio de Repsol Renovables, preservando así una parte significativa de su participación en el mercado de energías renovables. Para llevar a cabo este proceso de venta, la empresa ha contratado a Santander como asesor para explorar todas las opciones disponibles.
Las conversaciones se encuentran en una fase inicial y aún no se ha llegado a ningún acuerdo definitivo. Repsol Renovables, valuada en aproximadamente 5.900 millones de euros, es un activo importante en la cartera de Repsol, que busca optimizar su estructura de capital y obtener fondos para respaldar su plan estratégico a largo plazo.
Un inmejorable balance económico
Esta no sería la primera vez que Repsol vende una parte de su filial de renovables. En 2022, la compañía vendió el 25% de Repsol Renovables por 905 millones de euros a un consorcio liderado por la aseguradora francesa Crédit Agricole Assurances y fondos gestionados por Energy Infrastructure Partners (EIP). Además, a finales del año pasado, Repsol vendió una participación del 49% en una cartera de activos renovables de 618 MW a Pontegadea, el brazo inversor de Amancio Ortega, por un importe de 363 millones de euros.
Estas movidas reflejan el compromiso de Repsol con la expansión y la optimización de su negocio de energías renovables, así como su estrategia para garantizar un crecimiento sostenible y rentable en el futuro.
La estrategia ambiental de Repsol
En la más reciente Junta de Accionistas de Repsol, el CEO Josu Jon Imaz se vio en medio de un tenso enfrentamiento con grupos ecologistas que cuestionan las metas climáticas de la compañía. Este choque frontal acaparó la atención de todos los presentes, reflejando la creciente importancia que la sostenibilidad ha adquirido en el sector energético.
El viernes pasado, Repsol sometió a votación consultiva entre sus inversores su estrategia de transición energética, un punto que ocupaba el décimo lugar en el orden del día. Dos años atrás, en la Junta de 2022, la estrategia verde de la compañía obtuvo un sólido respaldo del 83% del capital. Sin embargo, este año el apoyo ha disminuido significativamente al 69,7%, marcando una caída de 13 puntos porcentuales.
El porcentaje de votos en contra también ha aumentado, pasando del 14,5% en 2022 al 20,6% en 2024. Además, las abstenciones han crecido del 9,7% al 2,5% en el mismo período. La disminución del respaldo al plan verde resulta sorprendente, especialmente considerando que este año todos los principales asesores de voto, incluidos ISS, Glass Lewis y Corporance, habían recomendado votar a favor del punto.
A pesar de ello, los dos mayores accionistas de Repsol, Norges Bank y BlackRock, parecen haber respaldado el plan climático, según fuentes del mercado. Aunque ambos inversores solo poseen el 8,7% de los derechos de voto de la energética, su apoyo resulta significativo dado el capital diluido de la compañía.
La confrontación en la Junta refleja el intenso escrutinio al que están siendo sometidas las políticas ambientales de las empresas, en medio de la creciente presión por una transición hacia un modelo más sostenible.
© Reproducción reservada