La petrolera Shell está evaluando una posible adquisición de su histórica rival británica BP, en una operación que podría marcar un cambio de paradigma en la industria energética europea. Según informa Bloomberg, la compañía ha iniciado conversaciones con sus asesores y estaría esperando una mayor caída en el precio de las acciones y del crudo antes de presentar una oferta formal.
La posible fusión de Shell y BP uniría a dos de las mayores petroleras del continente, en un movimiento de consolidación sin precedentes que se ha discutido durante décadas pero nunca se había materializado. Actualmente, Shell cuenta con una valoración de mercado cercana a los 150.000 millones de libras, casi el doble que BP, cuyas acciones se han hundido un 30% en lo que va de año.
El contexto de la operación está marcado por la reciente caída del petróleo y el incremento de la oferta tras la decisión de la OPEP de inyectar más de 400.000 barriles diarios al mercado. Este panorama bajista ha impactado en la rentabilidad bursátil de ambas firmas, aunque BP se ha visto más afectada debido a su reciente giro estratégico, abandonando sus planes de retirada de los combustibles fósiles para volver a invertir de forma decidida en petróleo y gas.
Por su parte, Shell, bajo la dirección de Wael Sawan, ha optado por recortar costes, deshacerse de unidades de energías renovables poco rentables y reforzar su enfoque en negocios tradicionales. Aunque sus acciones han superado a las de Chevron y ExxonMobil, aún no ha alcanzado la valoración de estas grandes petroleras estadounidenses.
«Queremos ser cazadores de valor, pero primero debemos tener nuestra propia casa en orden«, declaró Sawan tras la presentación de resultados. Sin embargo, la compañía ha dado muestras claras de su interés por adquisiciones estratégicas, como lo demuestra la reciente compra de Pavilion Energy, empresa singapurense que operaba 6,5 millones de toneladas de GNL anuales.
Además, Shell ha reforzado su presencia en el Mar del Norte mediante una empresa conjunta con Equinor, que unifica todos los activos británicos en una nueva sociedad con sede en Escocia, capaz de bombear hasta 140.000 barriles diarios.
La posible compra de BP consolidaría a Shell como el actor dominante de la industria energética europea, tras años de trayectoria paralela entre ambas compañías. Con esta ofensiva, Shell podría recuperar terreno en Estados Unidos, tras la venta de sus activos en la Cuenca Pérmica en 2021.
El mercado ha reaccionado con inquietud ante los rumores: los títulos de Shell caían un 2,4% en las operaciones previas a la apertura de Wall Street, en un día festivo en Reino Unido.
En su último Capital Markets Day, Shell anunció un aumento de la retribución al accionista al 40-50% del flujo de caja y un recorte de 3.000 millones de dólares anuales hasta 2028, generando una reserva de liquidez que ahora podría utilizar para lanzar esta ofensiva histórica.
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