Stellantis tranquiliza a España tras la salida de Carlos Tavares y mira al futuro

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La inesperada renuncia de Carlos Tavares como CEO de Stellantis había generado incertidumbre sobre los dos grandes proyectos de la compañía en España: una nueva familia de eléctricos pequeños para las plantas de Vigo y Zaragoza, y la construcción de una planta de baterías en Zaragoza en colaboración con la china CTAL. Sin embargo, el presidente Pedro Sánchez aseguró ayer en X (antes Twitter) que conversó con John Elkann, presidente de Stellantis, quien reafirmó el compromiso de la empresa con España como pieza clave en su estrategia industrial y de electrificación. 

Ambos proyectos suman una inversión de 4.000 millones de euros y, según declaraciones previas de Tavares, su traslado a otros países como Italia o Francia sería inviable tanto por costes como por plazos. Aunque la dimisión de Tavares parece haber apagado las dudas iniciales sobre estos planes, deja a Stellantis enfrentándose a un futuro incierto en un mercado global desafiante. 

El desafío de Stellantis tras la era Carlos Tavares 

La salida de Tavares no ha dejado a Stellantis ilesa. Ayer, la compañía cayó un 6,3% en bolsa, sumándose a una pérdida del 45% en el valor de sus acciones en lo que va del año. JP Morgan calificó el nuevo escenario como «un desafío sin precedentes para los inversores«, especialmente en un momento en el que tanto Stellantis como otros gigantes como Volkswagen enfrentan dificultades en Europa y EE.UU. 

La búsqueda de un sucesor para Tavares está en marcha, con Luca de Meo, actual CEO de Renault, como principal candidato. De Meo, reconocido por su estilo negociador y su enfoque comercial, ya ha demostrado su capacidad transformadora en Fiat, Audi y Renault. Aunque el proceso de selección no concluirá antes del verano de 2025, su experiencia podría aportar un enfoque renovado a la dirección de Stellantis. 

La herencia de Tavares: luces y sombras 

Carlos Tavares deja una herencia marcada por su perfil de «cost killer» y su enfoque obsesivo en la eficiencia. Bajo su liderazgo, Stellantis alcanzó un beneficio operativo récord de 22.376 millones de euros en 2023, con márgenes del 11,8%, más propios de marcas de lujo que de un consorcio con un portafolio tan diverso como Fiat, Jeep, Peugeot y Opel. 

Sin embargo, 2024 ha sido un año complicado. La debilidad del mercado de vehículos eléctricos en Europa y la feroz competencia de las marcas chinas, más eficientes en costos, han afectado los resultados de la compañía. En el primer trimestre, el beneficio cayó un 48%, lo que precipitó la salida de Tavares. 

Además, su estilo directo y confrontativo le valió pocos aliados. En Italia, no temió cerrar fábricas en medio de la oposición del gobierno; en EE.UU., el sindicato UAW lo acusó de maltratar a los trabajadores y saturar los concesionarios con coches caros y difíciles de vender. 

Un futuro bajo revisión 

Con el compromiso de mantener las inversiones en España y la posibilidad de un liderazgo renovado con Luca de Meo, Stellantis se enfrenta a una encrucijada. La capacidad de adaptarse a las nuevas dinámicas del mercado y mantener la confianza de los inversores será clave para el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo. La transición, aunque desafiante, también podría ser una oportunidad para redefinir su estrategia global. 

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