En 2024, 3,2 millones de personas trabajaron desde casa, lo que representa la cifra más alta registrada en la serie histórica del teletrabajo. El 14,4% del total de los empleados en España trabajó a distancia, aunque sigue por debajo de los picos de 2020 y 2021. Este aumento está impulsado principalmente por los trabajadores asalariados, que ahora representan más del 70% del teletrabajo, mientras que en 2019 solo constituían el 40%.
Sin embargo, la Ley del Trabajo a Distancia y la reforma de la jornada laboral que reduce las horas de trabajo a 37,5 horas semanales generan dificultades económicas y operativas para las empresas, que se ven forzadas a revisar su modelo de teletrabajo. El coste de los gastos asociados al teletrabajo, como electricidad y equipos, así como la reducción de la jornada laboral, están llevando a muchas empresas a reducir o eliminar el teletrabajo en favor de la presencialidad.
Los departamentos de recursos humanos se enfrentan a complicaciones, ya que la mayoría de los trabajos no pueden realizarse desde casa. Además, la productividad y la eficiencia de los recursos son ahora puntos clave para las empresas al tomar decisiones sobre el teletrabajo.
A pesar de esto, el teletrabajo sigue siendo un derecho, y las empresas que decidan suprimirlo pueden enfrentarse a implicaciones legales. Los jueces podrían considerar su eliminación como una modificación sustancial de las condiciones laborales, lo que obligaría a abrir un proceso de negociación con los representantes de los trabajadores.
Este escenario plantea un panorama incierto para trabajar desde casa en España en 2025, ya que aunque el trabajo a distancia no ha desaparecido, no ha logrado consolidarse como se esperaba.