En los últimos tres años, España ha experimentado una notable recuperación del empleo, comparable únicamente a la época de la burbuja inmobiliaria. Desde 2020, se han creado dos millones de empleos, llevando el número de afiliados a la Seguridad Social a más de 21,3 millones. La resistencia del empleo a desafíos económicos como la inflación, la subida de tipos de interés y la crisis europea ha sorprendido a muchos. La mayor parte del empleo creado ha sido en el sector privado, representando el 91% de los nuevos puestos, lo que ha suscitado preguntas entre los expertos: ¿por qué las empresas han contratado tanto en una coyuntura económica tan delicada? ¿Se han vuelto locas?
Contratación frente a inversión
Vicente Salas Fumás, catedrático de economía y uno de los economistas más prestigiosos de España, ofrece una explicación convincente. Según Salas Fumás, las empresas están priorizando la contratación de trabajadores frente a la inversión productiva porque, en términos reales, les resulta más económico. A pesar del aumento salarial en los últimos años, la inflación ha provocado una pérdida generalizada de poder adquisitivo. Los precios de venta de las empresas han subido más rápido que los salarios pagados, reduciendo el coste de la mano de obra en precios reales. En contraste, los costes del capital han aumentado considerablemente.
Aumento del coste del capital
Desde 2019 hasta 2023, la inflación acumulada de la inversión (medida con el deflactor de la formación bruta de capital fijo) fue del 17,5%, mientras que los costes laborales solo aumentaron un 13%. Esta diferencia de casi cinco puntos porcentuales ha encarecido significativamente el capital respecto al trabajo. Además, las empresas han tenido que pagar tipos de interés más altos para financiar sus inversiones debido al endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales.
Rentabilidad del capital
El análisis de Salas Fumás también muestra que la rentabilidad del capital ha disminuido. Desde 2011 hasta 2019, la rentabilidad bruta del capital era unos cinco puntos porcentuales superior a su coste, lo que hacía las inversiones muy atractivas. Sin embargo, desde 2020, el coste del capital ha igualado su rentabilidad, eliminando los beneficios de invertir en nuevos activos productivos.
Más trabajo, menos capital
El encarecimiento relativo del capital ha llevado a las empresas a optar por contratar más trabajadores en lugar de invertir en maquinaria y otros bienes productivos. «De acuerdo con las condiciones de maximización del beneficio [de las empresas], el cambio en los precios relativos de los inputs debería derivar en más trabajo y menos capital en la mezcla de producción», explica Salas Fumás. Las empresas encuentran más rentable aumentar su producción contratando trabajadores, dado que los precios de sus productos han neutralizado el aumento de los costes laborales, mientras que el coste del capital ha subido significativamente.
Consecuencias económicas
Este enfoque ha generado un crecimiento notable en la ocupación y, al mismo tiempo, una caída en la productividad. No es que los trabajadores sean menos productivos, sino que tienen menos capital para desarrollar sus tareas. En 2023, el stock de capital real de España cayó un 1% en euros corrientes, una situación inédita en la última década. Este fenómeno refleja la tendencia de las empresas a evitar inversiones costosas y optar por la contratación de trabajadores, dado que les resulta más económico en el contexto actual.
España vive una época dorada para el empleo, impulsada por una estrategia empresarial que prioriza la contratación sobre la inversión en capital. Las empresas han adaptado sus estrategias a un entorno económico donde el trabajo es relativamente más barato que el capital. Este enfoque ha permitido una recuperación robusta del empleo, aunque a costa de una menor inversión en productividad y capital, marcando un nuevo capítulo en la dinámica económica del país.
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