La aplicación de la inteligencia artificial (IA) en el tejido empresarial beneficia a obtener una mayor productividad, eficiencia y rentabilidad. De este modo, los trabajadores podrán ganar tiempo libre y capacidad para conciliar sus jornadas laborales con su vida personal. De hecho, de consolidarse su implementación, lograría reducir el número de horas trabajadas a la semana en 25. Todo un hito.
No obstante, su grado de consolidación dependerá de la intensidad de penetración y del poder de inversión y confianza de las empresas en esta nueva tecnología. Y es que se consolidará una gran distinción entre países y sectores, ya que existen algunos trabajos académicos que han llegado a algunas respuestas que ilustran su potencial disruptivo.
Analizando los datos
Un informe elaborado por Adecco Group Institute viene a demostrar que gracias a la IA una jornada laboral de 1970 se completa actualmente en apenas hora y media. De hecho, el 74% de los profesionales encuestados consideran que no destruirá el empleo, sino que mejorará las condiciones de vida de los trabajadores.
De este modo, se pondrá el énfasis en el core business y se automatizarán tareas rutinarias como: intercambio de información, análisis de datos estructurados y desestructurados y las destrezas manuales.
No es de extrañar que para la próxima década, este tipo de labores de poco valor añadido podrán reducirse hasta en un 20%, es decir, 8 horas menos a la semana, o lo que es lo mismo, una jornada completa menos.
Principal beneficio de la IA en el trabajo
Además de incrementar la productividad y la calidad de vida, la IA garantiza la revalorización y humanización del tiempo de los empleados. Se favorecerá la conciliación laboral y personal de cada individuo. En un futuro a corto plazo, serán precisamente estas tecnologías las que se encarguen de llevar a cabo tareas rutinarias. Esas funciones que hoy en día solo entorpecen el trabajo de los profesionales.
De este modo, tendrá más valor buscar en los empleados las soft skikss, capacidades únicas como la empatía, la creatividad o el liderazgo.
Los pronósticos son claros, pues se calcula que para 2030, el 14% de la fuerza laboral mundial habrá tenido que evolucionar, adaptarse y transformar sus capacidades. Para ello, se tendrá que apostar por el lifelong learning y el reciclaje profesional. Uniendo estos dos aspectos a la reimaginación, tenemos las tres claves fundamentales que evitarán la destrucción de puestos de trabajo por la automatización.
La incorporación de la IA y de las nuevas tecnologías logran convertir los espacios de trabajo en sitios mucho más seguros. Las máquinas y la automatización reducen el nivel de estrés y presión en los trabajadores, disminuyendo así, los riesgos de sufrir accidentes laborales.
Un objetivo claro en el horizonte
Son muchas las bondades que la IA aporta al ámbito laboral, aunque España aún no se consolida como líder en esta revolución tecnológica y le queda un largo camino por recorrer.
De ahí que sea necesario que, tanto las instituciones públicas como privadas, estén dispuestas a invertir en formación de fuerza laboral de IA en el trabajo, así como en nuevos sistemas tecnológicos. Pues la clave es formar al tejido empresarial actual, en lugar de buscar el talento fuera de la empresa e, incluso, fuera del territorio nacional.
De hecho,en su informe GPT-4 (Day Week), se ha centrado en la situación del Reino Unido y afirma que 8,8 millones de trabajadores en el país (el 28% de la fuerza laboral) podrían trabajar 32 horas, cuatro días a la semana puesto que con IA pueden reducir las horas que destinan a sus tareas.
Al final, la IA conseguiría el objetivo claro de trabajar menos, con mejor calidad y productividad, pero cobrando el mismo salario.
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