Cinco errores estratégicos que conducen al fracaso empresarial

Benito Rodríguez Bouza - Alive Comunicación

Se calcula que el 21,5% de las empresas que se crean en España no superan el primer año de vida, mientras que el 44,7% no llega a los tres años, según los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística en su Demografía armonizada de empresas, del año 2021.

Sobrevivir a los primeros años se presenta, por tanto, como uno de los retos más importantes al que se enfrentan los emprendedores que desean tener éxito con sus negocios, pero, si el desafío es común, ¿por qué unos negocios triunfan y otros no?

Según Benito Rodríguez Bouza, consultor con más de 20 años de experiencia en estrategia empresarial y autor del libro “Estrategia 360, qué diferencia a las empresas que triunfan de las que quiebran”, la clave del éxito empresarial reside en la estrategia. Así, los emprendedores que elaboran una estrategia tienen más probabilidades de éxito que los negocios que carecen de ella.

Sin embargo, las empresas confunden estrategia con táctica, planificación, objetivos, e incluso, con herramientas. De este modo, la mayoría de las empresas no desarrollan ninguna estrategia y van dando tumbos hasta que las deudas empiezan a hacerse presentes y se ven abocados al cierre”, detalla Rodríguez Bouza.

La solución a esto es trabajar el pensamiento estratégico. Una destreza imprescindible no sólo para quienes se lanzan a emprender sino, también, para los directivos, los mandos intermedios y los empleados.

Cinco errores estratégicos que debemos evitar si nos lanzamos a emprender

No enfocarse en el cliente. Las empresas que triunfan son aquellas que ponen el foco en el cliente, atienden sus necesidades y resuelven sus problemas. Por tanto, los negocios deben de esforzarse en conocer a qué clientes se dirigen y analizar si lo que se les ofrece responde a sus demandas. Para ello, hay que ser flexibles en incluir nuevos productos o servicios, y eliminar los que no funcionan.

No innovar. Para tener éxito en un negocio es clave que éste tengan la capacidad de innovar y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. Los consumidores cambian de preferencias y, por ello, es importante que las empresas sean capaces de reinventarse y explorar nuevas oportunidades de negocio. Si una empresa no innova, su marca perderá relevancia.

No crear una cultura organizacional positiva. Es importante que las empresas dispongan de una cultura organizacional sana, con valores claros y una buena comunicación. Se deben valorar la iniciativa y la toma de decisiones, para que surjan la creatividad y la innovación.

No disponer de una gestión financiera sólida. Las empresas que no superan sus primeros años de vida suelen tener problemas de flujo de caja, deudas excesivas y un apalancamiento financiero arriesgado. Esto nos da una idea de la importancia que tiene disponer de una gestión financiera sólida, marcada por la prudencia. Para ello, también es importante crear una planificación sólida y controlar de forma efectiva los costes.

No tener una orientación estratégica clara. Tener una estrategia definida ayuda a las empresas a tomar decisiones más acertadas y desarrollar mejores planes operativos. Por ello, es fundamental tener una estrategia que sirva para detectar dónde hay que enfocarse, rechazando aquellas ideas o novedades que no encajen con sus objetivos. De esta forma, se evita la dispersión que suele tener malos resultados.

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