Tesla vuelve al centro de la polémica. Según informó The Wall Street Journal, la junta directiva del fabricante de vehículos eléctricos habría iniciado discretos contactos con firmas especializadas en selección de ejecutivos para buscar un eventual sustituto de Elon Musk como consejero delegado. Sin embargo, la presidenta del consejo, Robyn Denholm, negó categóricamente la información y aseguró en la red social X que “la noticia es absolutamente falsa”.
Elon Musk también respondió con dureza al informe del WSJ, calificándolo de “artículo deliberadamente falso”. No obstante, la noticia llega en un momento delicado para Tesla: las acciones acumulan fuertes caídas, las ventas disminuyen y crece la inquietud entre los inversores por la dispersión de Musk, cada vez más implicado en política.
El propio Musk anunció recientemente que reducirá su presencia en el Gobierno de Donald Trump, donde lidera el polémico Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), con el objetivo de centrarse más en Tesla. Esta decisión habría sido, según el WSJ, una respuesta a la presión de algunos miembros del consejo que pedían mayor implicación ejecutiva en un momento crítico para la compañía.
Tesla ha reorientado sus ambiciones estratégicas hacia la robótica y la inteligencia artificial, dejando de lado por ahora el desarrollo de vehículos eléctricos asequibles. Musk ha prometido taxis autónomos y robots humanoides como pilares del futuro de la compañía, una apuesta que entusiasma a algunos inversores pero que genera escepticismo en otros, especialmente ante la caída de la cuota de mercado de los coches eléctricos.
La compañía también se ha visto envuelta en controversias políticas: el apoyo de Musk a partidos de extrema derecha en Europa ha provocado protestas y actos vandalismos contra concesionarios y estaciones de carga de Tesla, tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
Mientras tanto, la junta intenta calmar los ánimos. El cofundador de Tesla, J.B. Straubel, se ha reunido con grandes accionistas para asegurarles que la empresa sigue bajo control. Sin embargo, la propia Denholm —presidenta del consejo y considerada afín a Musk— ha sido criticada por su elevado salario y su presunta falta de independencia.
En marzo, Denholm vendió acciones de Tesla por valor de 33,7 millones de dólares, una operación que ha reavivado las críticas sobre la gobernanza en la empresa. Además, el consejo, donde también figuran el hermano de Musk, Kimbal, y James Murdoch, hijo del magnate de los medios Rupert Murdoch, estaría buscando incorporar a un consejero independiente.
Pese a las desmentidas oficiales, la presión interna y externa sobre Musk no cesa. Tesla se juega no solo su liderazgo tecnológico, sino también la confianza de un mercado que observa con atención si la figura más carismática del sector automovilístico sigue siendo su mejor baza… o su mayor riesgo.
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