Ni bueno, ni bonito y mucho menos barato

Reforma de las pensionesshutterstock

La reforma de las pensiones nos salió rana.

La medida impulsada por el exministro José Luis Escrivá está lejos de ser ‘buena, bonita y barata’. El Informe sobre Envejecimiento, publicado por la Comisión Europea, admite que la reforma condenará a España a ser en las próximas décadas el país de la Unión Europea que tenga que destinar una parte más elevada de su Producto Interior Bruto al pago de las pensiones públicas, un 16,7% en el año 2070.

El motivo del impacto económico radica en la revalorización anual de todas las pensiones públicas conforme a la inflación. Una medida que ipso facto hizo subir las pensiones un 8,5% en 2023 y que lo hará un 3,8% en 2024. En otras palabras, la medida genera un efecto bola de nieve en las cuentas de la Seguridad Social.

Si bien es cierto que la reforma de las pensiones permitirá que los ingresos de la Seguridad Social sobre PIB pasen del 12,9% en 2022 al 14% en 2070, la Comisión Europea vuelve a advertir que la recaudación no será suficiente para compensar toda la explosión de gasto. Una situación que enciende las alarmas en la Unión Europea, ya que el déficit del sistema pasará del 0,2% del PIB en 2022 (2.700 millones de euros) a un desfase presupuestario del 2,7% en 2050 (unos 39.500 millones de euros). Un nivel que permanecerá hasta 2070.

El preocupante análisis de la Comisión Europea no sorprendió al Gobierno de España. Y es que, durante el diseño de la reforma de las pensiones, Moncloa se guardó un as bajo la manga por temor a no lograr cuadrar las cuentas del sistema. Es ahí donde nace la llamada ‘cláusula de cierre’ que permitiría aplicar ajustes adicionales en caso de ser necesario.

Si bien la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) tendrá que seguir de cerca el impacto generado por la reforma de las pensiones y maniobrar (seguramente) para intentar ajustar las cuentas, desde el Gobierno mantienen el optimismo.

La esperanza de Moncloa se centra en los cálculos de la AIReF, específicamente los que publicarán en 2025, cuando se presente un Informe de Evaluación con las proyecciones del impacto estimado de las medidas adoptadas para fortalecer los ingresos del sistema público de pensiones en el periodo 2022-2050. Si el documento apunta a que la evolución de los ingresos crece por encima de 1,7 puntos, las cuentas le cuadrarán al Gobierno. De lo contrario, se dará el ‘pistoletazo de salida’ para cambiar una reforma de las pensiones que, desde la Unión Europea, ya advierten que no es buena, bonita y mucho menos barata.

El tiempo juega en contra de los españoles, quienes tendrán que pagar las consecuencias de la fallida reforma de las pensiones, ya sea viéndose obligados a retrasar su jubilación (en unos tres años) o viendo cómo aumentan sus impuestos hasta alcanzar el incremento del 3,8% en las cotizaciones que hará viable el equilibrio del sistema. Es decir, serán los trabajadores quienes pagarán la factura de una medida política a la que no le salen los números y de la que ya advierten desde Bruselas.

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