La OPEP ha decidido incrementar su producción de petróleo en 411.000 barriles diarios a partir de junio, en una jugada estratégica que busca abaratar el crudo, acercarse a EE.UU. y penalizar a los miembros que han incumplido los recortes previos, como Kazajistán, Irak y Emiratos Árabes Unidos. Esta es la segunda subida consecutiva tras la anunciada para mayo, y responde al nuevo contexto geopolítico marcado por la guerra comercial de aranceles iniciada por Donald Trump.
Con esta medida, el cártel rompe con la estrategia previa de contención de la oferta para sostener precios por encima de los 100 dólares el barril. El Brent, referencia global, ha caído hasta los 60 dólares, acumulando un descenso del 17% en 2025, mientras que el Texas (EE.UU.) se sitúa en 58 dólares, un 18% menos en el año.
La decisión se tomó por vía telemática este sábado, adelantando la reunión prevista para el lunes 5 de mayo. Participaron solo ocho países, entre ellos Arabia Saudí y Rusia, que quieren imponer disciplina dentro del grupo. Arabia, en concreto, acusa a Kazajistán de elevar su producción en 422.000 barriles diarios en marzo, presionado por las grandes petroleras.
Este giro también coincide con el intento de Arabia Saudí de diversificar su economía hacia las renovables, reduciendo su dependencia del crudo. Al mismo tiempo, Washington y Riad estrechan lazos: EE.UU. busca petróleo barato de cara a las elecciones y Riad acoge negociaciones por la paz en Ucrania, en paralelo a los esfuerzos de la Casa Blanca por reactivar el pacto nuclear con Irán, lo que podría devolver al mercado millones de barriles iraníes.
La OPEP justifica el aumento por los “fundamentales saludables del mercado” y unos “inventarios bajos”, pero deja abierta la puerta a revertir el alza si el contexto lo exige. Analistas como los del banco Citi ven sostenible el precio del Brent en torno a los 60 dólares, nivel que satisface a la OPEP y a EE.UU.
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