El Reino Unido y Estados Unidos están en la fase final de negociaciones para cerrar un acuerdo comercial que implicaría la reducción de aranceles impuestos por la administración del presidente Donald Trump el pasado 2 de abril, en una jornada que el mandatario republicano bautizó como el «Día de la Liberación«.
Según fuentes consultadas por el Financial Times, el pacto incluiría cuotas para exportaciones británicas de acero y automóviles, las cuales se beneficiarían de tarifas reducidas en el mercado estadounidense. Desde Londres, el objetivo es lograr un alivio significativo en los gravámenes, aunque persisten diferencias en torno al sector farmacéutico, uno de los puntos más sensibles en la negociación.
Por su parte, Washington habría conseguido concesiones en áreas clave como el impuesto a los servicios digitales y rebajas en los aranceles a coches estadounidenses y a productos agroalimentarios. Sin embargo, el Reino Unido se mantiene firme en rechazar los estándares de producción alimentaria de EE. UU., como el uso de hormonas en la carne de vacuno, lo que obstaculiza cualquier avance hacia un acuerdo más amplio en agricultura y ganadería con el bloque comunitario.
En paralelo, Reino Unido ha anunciado hoy mismo la firma de un acuerdo comercial con la India, que supondrá la reducción de aranceles en el 90% de los productos actualmente gravados y su eliminación para el 85% de ellos en una década. Entre los sectores más beneficiados se encuentran precisamente aquellos más impactados por la guerra comercial iniciada por Trump, como el automotor, el acero y los productos agrícolas.
Este doble movimiento sitúa al Reino Unido en una posición estratégica, buscando diversificar sus alianzas comerciales tras el Brexit, mientras se enfrenta al reto de equilibrar sus relaciones tanto con Estados Unidos como con la Unión Europea.
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