El Gobierno italiano ha convocado al embajador ruso, Alexey Paramonov, para solicitar explicaciones por la nacionalización del grupo Ariston Thermo, una empresa italiana especializada en sistemas de calefacción y tecnologías para el hogar.
El ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Antonio Tajani, dijo que el Gobierno busca «esclarecer la situación de la nacionalización» de Ariston Thermo Group y que está trabajando en conjunto con Alemania y las autoridades de la Unión Europea para abordar la cuestión, según lo manifestó en la red social X.
Esta reacción llega después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, emitiera un decreto que transfiere temporalmente las filiales de Ariston Thermo Group y la alemana Bosch a la empresa estatal rusa Gazprom Domestic Systems, dedicada a la producción de electrodomésticos.
Aunque Moscú no explicó los motivos detrás de su decisión, Tajani, quien también es vicepresidente del Gobierno encabezado por Giorgia Meloni, afirmó en la misma red social que había hablado con los directivos de Ariston Thermo tras esta «sorprendente» medida rusa.
«El Gobierno italiano está comprometido a apoyar a las empresas y dispuesto a proteger sus intereses en todos los mercados internacionales», afirmó.
Ariston Thermo es un líder global en el campo del confort térmico y la eficiencia energética, con presencia directa en 40 países y una facturación de más de 3.000 millones de euros en 2023, según datos de la propia empresa.
Ariston Thermo no es el único caso
Rusia ha iniciado un proceso de nacionalización de empresas extranjeras donde Ariston Thermo es solo un ejemplo más. Una medida que tiene implicaciones significativas para las compañías internacionales que operan en el país y donde muchas se han ido desde la invasión de Ucrania.
La nacionalización implica que el gobierno ruso asume el control total o parcial de empresas extranjeras o de sus activos en territorio ruso. Esto puede afectar a compañías de diversos sectores, desde energía y tecnología hasta manufactura y finanzas.
Estas acciones pueden tener varias motivaciones, como la respuesta a sanciones económicas, el deseo de controlar recursos estratégicos o la intención de mantener la estabilidad económica y política dentro de Rusia. Las empresas extranjeras que se ven afectadas por la nacionalización enfrentan desafíos legales y operativos, y deben decidir cómo proceder en este entorno cambiante.
Para las empresas extranjeras, la nacionalización puede representar una pérdida significativa de inversiones y la interrupción de sus operaciones en Rusia. Además, la nacionalización puede generar preocupaciones entre otros inversores internacionales sobre la seguridad de sus inversiones en países con tendencias similares.
En respuesta a la nacionalización, algunos gobiernos, como el de Italia y Alemania, han comenzado a exigir explicaciones y considerar medidas diplomáticas y legales para proteger los intereses de sus empresas. La situación sigue evolucionando y podría tener repercusiones importantes para el comercio y la inversión internacional.
© Reproducción reservada