Nissan, uno de los fabricantes de automóviles más importantes de Japón, ha lanzado un plan de reestructuración contundente para enfrentar la crisis que sacude a la industria automotriz. Con la idea de recuperar la competitividad y adaptarse a un mercado global cada vez más desafiante, Nissan reducirá su plantilla en 9,000 puestos a nivel mundial, lo que equivale al 7% de su fuerza laboral, y disminuirá un 20% su capacidad de producción. Además, la compañía anunció la venta de un 10% de su participación en Mitsubishi Motors. Las medidas son una respuesta directa a un panorama financiero alarmante: las ganancias operativas cayeron un 90%, una caída dramática que ha obligado a Nissan a revisar a la baja sus previsiones de ingresos para 2024.
Cifras en rojo de Nissan: caída de beneficios y ventas
La situación de Nissan es seria. En el último trimestre, sus beneficios operativos cayeron a 32,9 mil millones de yenes (alrededor de 195 millones de euros), una cifra lejana a los 303,8 mil millones que lograron el año pasado. Esta contracción redujo el margen operativo al 0,5%, un desplome significativo comparado con el 5,6% del año anterior. El volumen de ventas tampoco da respiro: cayó hasta los 5.980 mil millones de yenes (unos 36,1 mil millones de euros). Estos datos dejan claro que Nissan enfrenta retos profundos que exigen cambios drásticos para asegurar su supervivencia.
El peso de los mercados clave y la competencia eléctrica
Los desafíos se extienden a sus principales mercados. En Estados Unidos, Nissan ha tenido que asumir altos costos de venta mientras intenta manejar sus inventarios de manera más eficiente, un reto que se ha intensificado en los últimos meses. En China, el mayor mercado automotriz del mundo, la situación es aún más complicada: Nissan no tiene una línea de vehículos eléctricos competitiva, algo que marcas locales como BYD y gigantes como Tesla han sabido aprovechar para liderar el mercado.
Aunque Nissan fue pionera en la movilidad eléctrica con su modelo Leaf, su falta de oferta actual en el segmento de autos eléctricos de última generación lo deja en desventaja, especialmente en Asia, donde la competencia eléctrica está avanzando rápidamente.
Medidas de emergencia y una dirección comprometida
Para frenar el impacto de la crisis, Makoto Uchida, CEO de Nissan, ha anunciado una reducción voluntaria de su salario en un 50%, una acción que busca enviar una señal de compromiso tanto a empleados como a inversores. Además, la compañía ha creado el puesto de «Chief Performance Officer«, que entrará en funciones en diciembre y será responsable de monitorear y optimizar el avance en ventas y la rentabilidad. Esta posición es clave dentro de la estrategia de Nissan para recuperar su posición en el mercado y mejorar sus indicadores financieros.
A nivel operativo, Nissan apunta a reducir sus costos fijos en 300 mil millones de yenes y sus costos variables en otros 100 mil millones. Esta gestión más sostenible será esencial para afrontar los próximos años con una estructura financiera más sólida y preparada para los cambios del sector.
Perspectivas revisadas a la baja: un desafío de supervivencia
Dada la situación, Nissan ha rebajado su previsión de producción anual para 2024, pasando de 3,45 millones a 3,2 millones de unidades, y ha ajustado su expectativa de beneficios operativos en un 70%, recortando la cifra de 500 mil millones a 150 mil millones de yenes. Makoto Uchida señaló que esta crisis representa una «lección importante» para Nissan: “No hemos podido estar a la altura de los tiempos”. Ahora, Nissan tiene por delante un desafío de reinvención y resiliencia, una oportunidad para redefinir su estructura y posicionarse con una visión más orientada al futuro.
Con este plan, Nissan se prepara para competir en un escenario en el que la eficiencia y la innovación en sostenibilidad no son solo deseables, sino fundamentales.
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