ACS quiere volver a jugar fuerte en el terreno de los servicios industriales, y para eso ha puesto en el radar a TSK, una ingeniería asturiana con proyección global en sectores como la transición energética o la descarbonización. Según fuentes del mercado, el grupo que preside Florentino Pérez está analizando los números de la compañía fundada por Sabino García Vallina, con una valoración estimada de entre 500 y 600 millones de euros, incluyendo unos 300 millones de deuda.
TSK no ha querido hacer comentarios al respecto, pero ya tiene a Banco Santander y Stifel trabajando en la búsqueda de un socio mayoritario que le aporte el músculo necesario para sanear sus cuentas y lanzar un ambicioso plan de crecimiento. La prioridad es fichar un inversor industrial estratégico con experiencia en energía verde y digitalización, y ACS encaja perfectamente en ese perfil, aunque todavía no hay oferta oficial sobre la mesa.
La conexión entre Pérez y García Vallina va más allá del negocio: TSK diseñó y fabricó el sistema de césped retráctil del nuevo Bernabéu, algo que refuerza la sintonía entre ambos.
Rearme estratégico de ACS tras vender Cobra
Hasta 2021, ACS era un peso pesado en el mundo de los servicios industriales con marcas como Cobra, que vendió a la francesa Vinci por unos 5.000 millones de euros. Aun así, se quedó con varios activos energéticos, como el parque eólico marino Kincardine (Escocia) o la planta de gas CA-KU-A1 (México), que sigue intentando colocar en el mercado.
Ahora, con las cuentas en orden y bajo apalancamiento, ACS ha recuperado fuerza financiera y quiere volver a crecer fichando ingenierías top. Este año ya compró la irlandesa Dornan (especializada en data centers y biofarma), la canadiense Novopro (metalurgia), la australiana Pybar (minería subterránea) y Skyports (movilidad aérea urbana). También ha reforzado Abertis con 850 millones de euros para seguir creciendo.
TSK, en su mejor momento operativo
TSK no es poca cosa: cerró 2024 con 1.012 millones en ingresos y 65 millones de ebitda, y tiene una cartera de proyectos cercana a los 3.000 millones de euros, gracias a adjudicaciones en Oriente Medio, República Dominicana y Reino Unido. Su plan estratégico apunta alto: llegar a los 4.000 millones de facturación en tres años.
Además, acaba de firmar una financiación de 88 millones con la banca, pero con una condición: que entre un nuevo accionista de control. Y en eso están.
¿Venta o ampliación de capital?
La empresa ha montado un proceso de venta profesional: ha fichado a Garrigues y KPMG para la ‘vendor due diligence’ y ha dividido el proceso en dos fases: una con cuatro o cinco interesados clave (entre ellos ACS) y otra más abierta con un ‘teaser’ ciego. El objetivo es recibir ofertas vinculantes tras el verano y cerrar la operación antes de que acabe 2025, aunque no se descarta que se adelante.
Junto a ACS, también se han interesado fondos soberanos de Emiratos, EEUU y Europa, así como grupos industriales como Energy China, y alguna constructora saudí.
Sabino García Vallina apuesta por una ampliación de capital antes que vender directamente sus acciones. ¿La idea? Diluirse un poco pero seguir en el accionariado, mantener el equipo directivo y vender en unos años si todo va bien. El formato final dependerá, eso sí, de lo que ofrezcan los interesados.
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