El Banco Central Europeo (BCE) ha optado por la prudencia y ha decidido mantener el tipo de interés de referencia en el 2% por segunda reunión consecutiva.
La institución, reunida este jueves en Fráncfort, sigue el guion previsto por los analistas y conserva una postura de cautela, aunque acompaña su decisión con un mensaje algo más optimista sobre la evolución de la economía de la eurozona a corto plazo.
Desde junio, el precio oficial del dinero permanece en el 2%, nivel alcanzado tras la última reducción de tipos.
Pese a las expectativas generadas en los mercados, el comunicado del Consejo de Gobierno no ofrece pistas sobre los próximos pasos de la política monetaria.
Entre los expertos gana fuerza la idea de que el organismo esperará hasta finales de este año o comienzos del próximo antes de volver a mover ficha.
En paralelo, el BCE se enfrenta a un contexto internacional incierto, condicionado por el pacto comercial sobre aranceles firmado en agosto entre la Unión Europea y Estados Unidos.
El acuerdo introduce un factor de difícil lectura: podría contribuir a que la inflación se mantenga en niveles más elevados, pero al mismo tiempo supone un riesgo para el crecimiento económico en la región.
Proyecciones del BCE
En este escenario, los economistas de la entidad han actualizado sus proyecciones. Según las nuevas previsiones, la economía del euro crecerá un 1,2% este año, una estimación más optimista que la publicada en junio.
Sin embargo, para 2026 se ha revisado a la baja el pronóstico de expansión, reflejando que persisten riesgos estructurales para la actividad económica en el medio plazo.
El mantenimiento de los tipos tiene un impacto directo en los hogares europeos, especialmente en España, donde el mercado hipotecario ha mostrado un repunte en la firma de nuevos préstamos desde que el BCE iniciara el ciclo de recortes.
No obstante, los intereses apenas han descendido de forma significativa, lo que limita el efecto positivo en las cuotas mensuales de los deudores.
Con su decisión, el BCE opta por ganar tiempo mientras calibra el rumbo de la inflación y el impacto de los factores externos, consciente de que cada movimiento será clave para la estabilidad económica de la eurozona.
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