El oro continúa su racha alcista y, tras haber rozado los 3.700 dólares por onza, los analistas anticipan que el metal precioso podría alcanzar los 4.000 dólares en los próximos meses. A pesar de acumular una subida cercana al 40% en lo que va de año, entidades como Deutsche Bank y Bank of America creen que el activo aún tiene margen para registrar nuevos máximos.
Según Deutsche Bank, el oro podría avanzar hasta un 9% adicional, apoyado en las expectativas de recortes de tipos de interés en Estados Unidos y en el creciente apetito de compra de los bancos centrales, especialmente China. “Aunque el oro parece caro, pensamos que gran parte de ello se debe a la fortaleza de la demanda, que esperamos que se mantenga”, señalaron los analistas.
De acuerdo con Mirabaud Wealth Management, el oro ha demostrado ser un activo atractivo a medio y largo plazo, con una revalorización del 110% en cinco años, lo que equivale a una rentabilidad anualizada del 15%.
Los expertos destacan que desde 2001 el oro nunca ha caído en un escenario de flexibilización monetaria acompañado de una inflación superior al 2%, situación que coincide con el actual ciclo de la Reserva Federal (Fed).
Además, el creciente cuestionamiento a la independencia de la Fed, intensificado por la presión política de Donald Trump, ha restado atractivo al dólar y a la deuda estadounidense como refugios seguros. En contraste, los bancos centrales han incrementado sus reservas en lingotes, relegando a los bonos de EE. UU. a un segundo plano por primera vez desde 1996.
La combinación de tipos más bajos, compras oficiales de oro, la inflación elevada y la debilidad del dólar se perfilan como los catalizadores que podrían impulsar al metal hacia la histórica barrera de los 4.000 dólares por onza.
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