Finalmente se ha confirmado lo que desde hace meses venía rumoreándose: Elon Musk, el multimillonario CEO de Tesla, ha dejado la Casa Blanca tras intensas y crecientes desavenencias con la Administración Trump. A la que se unió con gran entusiasmo y expectativas. Musk formalizó su salida mediante un mensaje en redes sociales, apenas seis meses después de haber asumido la misión DOGE. Un cargo creado especialmente para él con el objetivo de adelgazar y optimizar el gasto público federal.
En su publicación en X, la plataforma antes conocida como Twitter, Musk expresó: «Al finalizar mi mandato como Empleado Especial del Gobierno, quiero agradecer al presidente Trump la oportunidad de reducir el gasto innecesario». Además, añadió con cierto tono irónico que «la misión de DOGE se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una costumbre en todo el gobierno».
Elon Musk criticó a Trump antes de separarse
La ironía en sus palabras no es casual, ya que este anuncio se produjo apenas 24 horas después de que se difundiera un extracto de una entrevista concedida a CBS News. En la que Elon Musk criticaba duramente la llamada «gran y bella» reforma fiscal impulsada por Trump. Este proyecto, que busca extender y ampliar los recortes de impuestos implementados en el primer mandato del presidente, ha sido recibido con preocupación por Musk, quien consideró que esta política incrementará el déficit presupuestario y menoscabará el trabajo realizado por su equipo en DOGE.
Legalmente, la posición temporal de Musk como funcionario en la Casa Blanca expiraba el 30 de mayo, aunque el cálculo definitivo dependía de un recuento de días trabajados. Según fuentes internas de la Casa Blanca. Musk inició formalmente el proceso de salida el miércoles por la noche, una decisión tomada por él mismo y apoyada por el presidente Trump.
La salida de Musk coincide además con una fuerte crítica de Tesla a la finalización abrupta de ciertos créditos fiscales a la energía limpia en Estados Unidos, que han sido fundamentales para el crecimiento de la compañía en los últimos años. La reducción o eliminación de estos incentivos forma parte de la presión que algunos legisladores republicanos han ejercido para minimizar el impacto fiscal del paquete de reformas.
La política de aranceles ha terminando separándole de Trump
Desde un primer momento, se esperaba que Musk enfrentara importantes contradicciones en su respaldo a Trump. Pese a sus generosas donaciones a la campaña presidencial y su apoyo público en redes sociales, la política comercial de la Administración. Particularmente las tensiones arancelarias con China y Europa. La falta de respaldo al coche eléctrico chocaban con los intereses de Tesla. Musk, sin embargo, profundizó su involucramiento político, participando activamente incluso en campañas electorales europeas, apoyando al controvertido partido alemán AfD y protagonizando choques con figuras políticas como el primer ministro británico Keir Starmer.
Durante su gestión al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Musk emprendió una ambiciosa pero controvertida campaña para reducir el tamaño y gasto del gobierno federal. Su iniciativa provocó grandes tensiones en Washington: algunas agencias fueron eliminadas, miles de empleados federales fueron despedidos o incentivados a aceptar indemnizaciones, aunque los resultados económicos no alcanzaron las expectativas iniciales. Trump había fijado como objetivo ahorrar dos billones de dólares en 18 meses, cifra que Musk primero redujo a un billón y luego a 150.000 millones, sin lograr cumplir con esos objetivos.
Una imagen negativa que se ha creado sobre Elon Musk
A lo largo de este proceso, Musk no solo enfrentó críticas por el impacto social de los despidos masivos. Sino también por la percepción negativa que generó su imagen como el «hombre más rico del mundo» intentando desmantelar funciones gubernamentales. Además, está pendiente una demanda judicial relacionada con estas medidas.
El papel político de Elon Musk ha tenido repercusiones en sus empresas, especialmente Tesla. Las ventas de vehículos eléctricos alcanzaron su nivel más bajo en casi tres años durante el primer trimestre, y el precio de las acciones se desplomó. Con analistas reduciendo sus previsiones de crecimiento. En Europa, la participación política de Musk, junto con controversias como un gesto malinterpretado en campaña, dañaron la imagen y las ventas de Tesla. Mientras que en Estados Unidos la marca enfrentó protestas y actos de vandalismo en sus puntos de venta y estaciones de carga, con especial atención negativa hacia el modelo Cybertruck.
Aunque Trump y sus aliados le mostraron apoyo en eventos públicos, incluyendo una visita de Trump a la Casa Blanca para examinar los modelos Tesla, la relación se fue enfriando. Musk protagonizó tensiones con asesores clave, como Peter Navarro, el principal artífice de las políticas arancelarias. Defendiendo públicamente la eliminación de barreras comerciales entre EEUU y Europa, lo que generó enfrentamientos públicos.
El desgaste fue tal que, en abril, Musk anunció a los inversores su intención de dedicar más tiempo a Tesla y menos a la política. Una decisión que inicialmente generó confianza en el mercado. No obstante, solo unas semanas después, su etapa política llegó a su fin, cerrando un capítulo lleno de expectativas, contradicciones y polémicas.
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