EricssonEricsson ha culminado la reorganización de su filial española, un proceso iniciado a comienzos del verano dentro de la reestructuración del grupo a nivel europeo.
La compañía ha decidido destituir a Diego Martínez como consejero delegado, cargo que ocupaba desde finales de 2024, y sustituirlo por una figura institucional sin funciones ejecutivas.
A partir de ahora, toda la actividad comercial en España dependerá directamente de Christian Leon, responsable de la Unidad de Clientes de Europa Occidental.
En la práctica, la filial española pierde su autonomía en la toma de decisiones, quedando integrada en un esquema regional mucho más centralizado.
El cambio responde a la decisión de la multinacional sueca de reducir de siete a tres los clústeres que gestionaban Europa, África y Oriente Medio.
España, que hasta ahora formaba parte de la región ibérica junto a Portugal, pasa a integrarse en el clúster de Europa Occidental, junto a Francia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
Perspectivas para Ericsson
La compañía ya ha adelantado que esta reestructuración implicará una remodelación del comité de dirección de Ericsson España, con la salida de buena parte de sus miembros.
Asimismo, se prevé un ajuste laboral que podría afectar a unos 300 empleados —el 13% de los 2.260 trabajadores de la filial—, en línea con el plan global de reducción de costes iniciado en 2023.
En sustitución de Diego Martínez, Ericsson ha designado a Juan Olivera como country manager y presidente del consejo de administración de Ericsson España a partir del 1 de septiembre.
Olivera, que dirige Ericsson Portugal desde 2022, compatibilizará ambos cargos y reportará a Leon. Su papel será esencialmente institucional: representar a la compañía ante el Gobierno, organismos y socios externos.
“Este nombramiento supone un paso más en la transformación organizativa que está llevando a cabo Ericsson para mejorar la eficiencia regional y crear una organización más sencilla y preparada para el futuro”, señaló la empresa.
En 2024, Ericsson España obtuvo un beneficio de 25,8 millones de euros, un 11% más que en el ejercicio previo, y facturó 538,1 millones, un 8,2% más interanual.
La filial ha perdido protagonismo en paralelo a los cambios en el mercado español de telecomunicaciones.
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