La Unión Europea quiere evitar que China o Reino Unido le adelanten por la derecha en el ámbito financiero. Mientras que Pekín no logra que el yuan digital despegue y Londres avanza lentamente en su proyecto de una libra digital, el Banco Central Europeo (BCE) dio un paso adelante y presentó, en junio, su primer informe sobre los progresos en la fase de preparación del euro digital, que se lanzó el pasado 1 de noviembre con el objetivo de sentar las bases para la posible emisión de la moneda.
A finales de 2025 –una vez que se haya adoptado la legislación pertinente por parte de la Unión Europea–, el BCE decidirá si el euro digital podrá avanzar a la siguiente fase, lo que hace prever que no estará completamente activo hasta finales de 2026 o inicios de 2027. Sin embargo, la entidad bancaria europea ya desveló que la nueva moneda contará con altos estándares de privacidad para que los pagos tanto en línea como sin conexión se acerquen lo máximo posible a las transacciones en efectivo.
En el caso de las operaciones en línea, el diseño permitirá ofrecer un nivel de privacidad mayor al de las actuales soluciones de pago, con medidas de última generación como el cifrado de datos, «sin olvidar la protección del usuario final frente al fraude«, precisa el BCE. Esto provocaría que los proveedores de servicios de pago solo tuvieran acceso a los datos personales necesarios para garantizar el cumplimiento de la legislación de la UE, como la normativa contra el blanqueo de capitales.
Aportación española
La evolución del euro digital se está siguiendo muy de cerca por parte de España. La gran mayoría de las miradas se posan en el EURM, la stablecoin regulada en Europa y desarrollada por MONEI, que inició su periodo de pruebas en enero de 2024 y que están previstas que finalicen tras el verano. Alex Saiz, CEO y fundador de MONEI, adelanta a Business People que “los resultados preliminares son extremadamente prometedores. Hasta la fecha y bajo la supervisión del Sandbox financiero del Banco de España, hemos visto una alta aceptación y usabilidad”.
“Las pruebas han consistido en valorar la experiencia de usuario, infraestructura, estrés y carga de sistemas. Además, se ha tenido en cuenta el cumplimiento regulatorio, que incluye la identificación de usuarios y la prevención del blanqueo de capitales”, indica el experto.
Y puntualiza: “La tecnología subyacente, en este sentido, parece ser lo suficientemente robusta y segura, lo que ha permitido una experiencia de transacción sin fricciones. Las pruebas demuestran el gran potencial de escalabilidad que tiene, esencial para nuestra visión de expandir su uso a nivel europeo y, eventualmente, global”.
Las pruebas realizadas por MONEI con usuarios reales permiten ajustar y mejorar las funcionalidades de EURM, “ya que nuestro objetivo ha sido asegurar una experiencia intuitiva y fluida”. Saiz también destaca que “las opiniones nos han proporcionado significativas lecciones y una validación de nuestros supuestos iniciales. En este sentido, hemos recibido una gran cantidad de información sobre la usabilidad, la eficiencia en las transacciones, la seguridad del sistema, y la experiencia del usuario”.
Si bien el 90% de las mejoras necesarias se han realizado a tiempo real dependiendo de su complejidad, advierte que “el objetivo es actuar con rapidez y eficacia para incorporar el 10% restante de sugerencias y optimizar EURM lo antes posible”.
El CEO de MONEI se muestra optimista con los plazos de lanzamiento del euro digital para 2026, al considerarlo “realista y alcanzable”. Sin embargo, advierte que “el desarrollo de una moneda digital de tal magnitud requiere un enfoque cuidadoso y meticuloso para asegurar que se cumplan todos los requisitos técnicos, regulatorios y de seguridad”.
“De hecho, el Banco Central Europeo ha aceptado a nuestra fintech para participar en el concurso público de adjudicación del diseño técnico del euro digital. Y, por supuesto, estamos muy orgullosos porque representa un paso gigante hacia la modernización de los pagos en Europa y el resto del mundo, ya que cambiará por completo la forma en la que manejamos nuestro dinero”, augura Saiz.
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Alex Saiz, CEO y fundador de MONEI
Liderazgo mundial
La carrera internacional por las monedas digitales es una realidad y Europa está pisando el acelerador. No en vano, el Banco de Pagos Internacionales (BPI) desvela que más del 85% de los bancos centrales del mundo están trabajando o tienen intención de trabajar en un proyecto de Central Bank Digital Currency (CBDCs) en un futuro próximo. Por esto, la llegada del euro digital supondrá un ‘golpe en el tablero’ económico mundial.
“Sin duda, en la decisión sobre la emisión de un euro digital, también están presentes las cuestiones de soberanía monetaria y los problemas de geopolítica. La emisión de un Yuan Digital por parte de China y los riesgos del Dólar Digital o de la comercialización masiva de stablecoins de Bigtech están presentes y aconsejan tener preparado el euro digital como mecanismo de consolidación de nuestra moneda, así como de instrumento de unificación del propio Euro”, analiza el profesor de Derecho Mercantil UCM, Of Counsel de Grant Thornton y Of Counsel de Ceca Magán Abogados, Alfredo Muñoz.
“La implementación del euro digital tiene un claro potencial para fortalecer la posición del euro en la economía global, ya que mejora la eficiencia y la seguridad de los pagos, así como facilita las transacciones internacionales”, recalca también el CEO de MONEI. Sin embargo, advierte que “la solidez de una moneda no depende únicamente de su forma digital, sino también de otros factores macroeconómicos y políticos. Está claro que el euro digital podría mejorar la competitividad, pero su impacto relativo frente al dólar o la libra dependerá de cómo se gestionen estos factores en la práctica”.
Otro aspecto que no pasa desapercibido para Europa son las dudas de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos en la creación del dólar digital, lo que genera la duda sobre si en Washington están observando algún riesgo que pasa desapercibido desde Bruselas.
El exgobernador del Banco de España, Miguel Á. Fernández Ordóñez, explica a Business People que “en Europa los bancos han conseguido de la Unión Europea que el euro digital nazca con muchas limitaciones, pero en Estados Unidos no son solo los bancos los que les gustaría retrasar el dólar digital sino también muchas empresas ‘crypto’ que están gastando mucho dinero en ‘convencer’ a senadores y representantes que deben impedir el acceso de los ciudadanos al dólar digital emitido por la Reserva Federal. Aunque legalmente la Fed podría dejar acceder a ciudadanos y empresas a usar el dólar digital, es explicable que no se atreva a hacerlo mientras no haya una posición favorable del Congreso”.
Alex Saiz, CEO de MONEI, también pone sobre la mesa otros aspectos como que “la Fed y otras autoridades estadounidenses pueden mostrarse más cautelosas por preocupaciones específicas como, por ejemplo, la privacidad, la ciberseguridad y el impacto que pueda tener en el sistema bancario tradicional”.
“Si bien Europa también considera estos riesgos, en nuestro caso quizás tengamos una visión más sólida y centrada en los beneficios que presenta como la inclusión del sistema financiero y la eficiencia que se consigue con los pagos fronterizos. En resumen, ambos continentes están evaluando riesgos similares, pero las prioridades y contextos económicos pueden diferir, influenciando sus enfoques respecto a la moneda digital”, precisa.
El profesor Alfredo Muñoz incluso va más allá y explica la “solución de urgencia” de la que podría tirar Estados Unidos en el caso de necesitar repentinamente de una moneda digital: “Es la posibilidad de utilizar a sus Bigtech para distribuir el dólar y generalizar su uso a nivel global, fundamentalmente como respaldo de stablecoins emitidas de manera privada. Las posibilidades y los efectos de red que se pueden derivar con la distribución de una Bigtech (Amazon, Google, Facebook, etc.) son muy elevados. Ello permite a EE.UU. tener varias alternativas para mantener y consolidar su soberanía monetaria y su dominio a nivel global, de las que carece la UE”.
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El exgobernador del Banco de España, Miguel Á. Fernández Ordóñez
¿Crisis sin precedentes?
El euro digital no debería desencadenar en las posibilidades de nuevas crisis económicas, según el exgobernador del Banco de España, quien destaca que la moneda digital europea “será igual de estable que el euro físico”.
En este sentido, Fernández Ordóñez recuerda que “no ha habido crisis de pagos nunca porque los billetes hubieran perdido su valor facial. La inestabilidad y las crisis se producen por la fragilidad de los depósitos bancarios que son emitidos por bancos comerciales privados. Las crisis de pagos se producen porque los depósitos no son dinero sino una ‘promesa de devolver dinero’. Sin embargo, el euro digital es dinero como el euro físico y por tanto no tendrá los problemas de que un usuario pueda encontrarse con que no se le devuelve su dinero porque su banco ha invertido ese dinero y no puede devolvérselo”.
Menos optimista se muestra el profesor de Derecho Mercantil de la UCM. Aunque reconoce que “el euro digital es un instrumento de política monetaria muy poderoso que, bajo un buen uso, podría reducir sustancialmente las crisis bancarias”, también advierte que “su emisión e implementación deben realizarse con suma cautela porque, paradójicamente, tiene el enorme riesgo de poder producir la mayor de las crisis bancarias”.
Alfredo Muñoz pone la lupa en la posibilidad de que la nueva moneda pueda “afectar al sistema bancario y la intermediación del crédito, dado que el euro digital gozaría de la garantía del Banco Central Europeo y podría provocar, en un caso de pánico bancario, una retirada generalizada de los depósitos bancarios para alojarlos en el euro digital”.
Y matiza: “Por ello, se justificaría la imposición de una tenencia limitada, que ya ha sido anunciada por el BCE y que se incluye, como prerrogativa suya, en la Propuesta de Reglamento UE sobre el Euro Digital. Con el fin de evitar afectar a la estabilidad financiera, solo podríamos tener un límite cuantitativo (se habla de 3.000 o 4.000) euros, en formato digital, por persona”.
Ahora bien, el profesor destaca que con “un buen marco normativo y una adecuada política monetaria con este instrumento puede incrementar la estabilidad financiera, reduciendo las tensiones que se producen en los balances de los bancos comerciales por los decalajes en vencimientos entre los pasivos (depósitos bancarios) y los activos (préstamos)”.
“Si finalmente se pretende establecer un Euro Digital de uso generalizado y sin limitación en las tenencias, de ser el caso, habría que ser muy prudentes durante el período transitorio, para permitir a las entidades de crédito modificar su modelo de negocio, sin situaciones traumáticas que generaran inestabilidad financiera”, sentencia.
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El profesor de Derecho Mercantil UCM, Of Counsel de Grant Thornton y Of Counsel de Ceca Magán Abogados, Alfredo Muñoz.
Nuevos beneficios
Si bien se buscan minimizar los riesgos a su mínima expresión, el euro digital busca ser una herramienta no solo de posicionamiento geopolítico y financiero, sino aprovechar las nuevas tecnologías para aportar un valor añadido a las finanzas de la región.
El CEO de MONEI considera que “el euro digital beneficiará a cualquier economía de la Unión Europea. Por un lado, permite que las transacciones sean más rápidas y eficientes, lo que mejora la liquidez y reduce los costes asociados a pagos transfronterizos y nacionales. Sin duda, esto beneficia a las pymes al proporcionarles una alternativa digital segura”.
En el caso nacional, Saiz precisa que “fomenta la innovación financiera y tecnológica en España, atrayendo inversiones y talento en el sector digital. Esto podría fortalecer la competitividad de la economía española a nivel global y estimular el crecimiento económico a largo plazo”.
A estos beneficios se suman los planteados por Alfredo Muñoz, quien confía en que la nueva moneda europea “debe generar una economía más inclusiva, favorecer los pagos en zonas mal comunicadas, o incrementar las transacciones y facilitar los pagos”. Con esta nueva opción, el profesor adelanta que “se habilitaría el pago digital para operaciones entre particulares P2P, M2M, comercio electrónico, sin necesidad de cuenta corriente y con la posibilidad de realizar operaciones offline, lo que permitiría el comercio (digital o físico) en eso que conocemos como la ‘España vaciada’».
Ahora menos optimista se muestra el exgobernador del Banco de España, quien piensa que “el euro digital ‘con limitaciones’ tendrá muy poco impacto. Seguiremos con la amenaza de crisis de los depósitos bancarios y será necesario mantener los privilegios a los bancos y el intervencionismo enorme de la regulación prudencial. Las limitaciones tienen sentido solamente si son transitorias. Si los bancos piensan que se les va a ayudar siempre no se transformarán en empresas que puedan competir en un libre mercado”.
¿Estamos preparados?
Con la llegada del euro digital a la vuelta de la esquina, todos los Estados miembros están en su proceso de ‘ponerse al día’ que les permitan incorporar la moneda simultáneamente. Sin embargo, aún es un misterio cómo será ese mecanismo de implementación.
Alfredo Muñoz cree que “todos los países de la zona euro estarán listos llegada la fecha” y advierte que “lo contrario implicaría cierto fracaso en la emisión y podría llevar a resultados poco deseados”. En el caso de España, destaca los trabajos desarrollados por Iberpay (iniciativas Smart Payments y Smart Money) o por BdE (programa de experimentación de una CBDC mayorista) y recuerda que “nuestras instituciones financieras tienen los recursos para integrar, con cierta celeridad, la distribución y la operativa con euros digitales”.
Por lo que respecta a las «asignaturas pendientes», el profesor matiza que muchas de ellas se están debatiendo durante la tramitación parlamentaria: “Entre ellas, hay que destacar, la tecnología a utilizar, el uso en DLT, la tenencia limitada, la privacidad de las transacciones, etc.”.
El exgobernador del Banco de España, que destaca el “buen trabajo técnico del BCE”, indica que “la clave de una adecuada transición a un sistema de pagos seguro y liberalizado es ayudar a los bancos a transformarse para competir en un sistema de libre mercado con euros digitales”.
“Los bancos hoy tienen un monopolio en los servicios de pagos (no es posible hacer pagos sin pasar por una cuenta bancaria) y un gigantesco proteccionismo e intervencionismo del Estado en sus actividades de financiación. Y estos privilegios desaparecerán porque el euro digital no necesita esas protecciones, ya que no puede entrar en crisis como los depósitos bancarios”, analiza Fernández Ordóñez.
Ahora bien, para poder quitar estas protecciones sin miedo a que los bancos entren en crisis, “es imprescindible contar con un proceso de transición que ayude a los bancos a transformarse para competir en una situación de libre mercado”, según el reconocido economista.
“Como esto no es fácil, se ha optado por retrasar la liberalización poniendo obstáculos al uso del euro digital. Yo pienso que hay que ayudar a los bancos, pero no para que siga existiendo el monopolio y la falta de competencia, sino ayudarles a transformarse de forma que puedan actuar bajo las reglas del libre mercado. Esto se hizo con los monopolios de telecomunicaciones y las compañías nacionales de transporte aéreo y sus resultados han sido muy positivos desde el punto de vista de la competencia”, sentencia.
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Euro digital
La próxima década
A pesar de que resulta imposible adivinar el futuro, los expertos hacen un ejercicio para vislumbrar cómo será el futuro del euro digital tras una década de su puesta en marcha y, en términos generales, existe un importante optimismo sobre lo que está por llegar.
“Si la regulación proyectada termina por ser aprobada, con las reformas introducidas en el Parlamento UE, y se mantiene el proyecto de Euro Digital, en los términos que el Banco Central Europeo ha planteado, entonces estaremos ante un buen medio de pago digital, alternativo (y no sustitutivo) al efectivo y a determinados medios de pago actuales, de bajo importe, como las tarjetas de débito”, explica el profesor Alfredo Muñoz.
Y matiza: “Además, si finalmente se puede utilizar con wallets y en DLT, va a ser un buen medio para dar a conocer y facilitar el acceso a las eficiencias de esta tecnología”.
Por su parte, el exgobernador del Banco de España admite que “no preveo que el euro digital, en los próximos diez años, vaya a modificar el modelo de negocio de los bancos pero sí puede ser un potente acicate a la digitalización de todo el sector empresarial y al uso de la tecnología DLT”. En este sentido, espera que, para la fecha, “todos los ciudadanos y las empresas europeas podrán acceder sin limitaciones al euro digital y que los servicios de pagos y financiación estarán ya plenamente liberalizados”.
“Entonces los beneficios de la estabilidad y el libre mercado serán extraordinarios. Serán imposibles las crisis de pagos y surgirán todos los efectos positivos de la competencia, como los mejores servicios y más baratos-incluso gratis- y, sobre todo, la explosión de la innovación”, pronostica. Sin olvidar que “la creación de dinero dejará de estar en manos de los bancos y, por tanto, no será necesario aplicar una política monetaria indirecta que ahora requiere manipular los tipos de interés con intervenciones monstruosas del Estado a través de los bancos centrales”.
Finalmente, el reconocido economista precisa que “cuando se introduzca el dinero digital emitido por los bancos centrales en todo el mundo (en este momento son más de 140 bancos centrales los que están trabajando sobre este asunto) esta reforma supondrá un avance extraordinario en la productividad, el crecimiento y el bienestar de los grupos más desfavorecidos en todo el mundo”.
El euro digital puede ser la punta de lanza de un nuevo modelo económico que, además de consolidar el liderazgo financiero de la Unión Europea, está repleto de beneficios para las empresas y los ciudadanos. Unas previsiones que hacen asegurar que ya no hay vuelta atrás.
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