El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido pausar el ciclo de recortes de tipos de interés, fijando la tasa oficial en el 2%, en lo que supone el inicio de una nueva fase de cautela monetaria tras tres años de intensos movimientos.
La reunión de mañana marcará la primera vez desde mayo de 2024 que el BCE opta por mantener los tipos sin cambios, en niveles similares a los de diciembre de 2022. Esta decisión responde a la percepción del organismo de que la inflación se encuentra ya próxima al objetivo del 2%, lo que permite a la institución liderada por Christine Lagarde tomarse un respiro.
“Con los niveles actuales de tipos de interés, creemos que estamos en una buena posición para navegar las circunstancias inciertas”, aseguró Lagarde, reafirmando una postura prudente.
Un escenario aún incierto
Aunque el BCE se muestra optimista, las tensiones comerciales con Estados Unidos, tras los recientes aranceles impulsados por Donald Trump, generan inquietud sobre el futuro económico europeo. A esto se suman riesgos como la debilidad en la demanda interna y las previsiones de inflación a la baja para 2026, con un crecimiento estimado del 1,6%, por debajo del objetivo institucional.
El BCE mantendrá una estrategia reunión a reunión, sin descartar entre uno y dos recortes adicionales en lo que resta del año, aunque sin prisa y en función de los datos económicos. Los mercados, a través de los futuros sobre tasas, ya descuentan esta posibilidad.
Dos bloques enfrentados en el seno del BCE
Dentro del Consejo de Gobierno, las diferencias persisten. Por un lado, figuras como Isabel Schnabel o Robert Holzmann, considerados del ala “halcón”, se muestran reticentes a nuevos estímulos. En cambio, voces como Mario Centeno, del Banco de Portugal, advierten que “las dinámicas de oferta y demanda siguen siendo demasiado débiles” para sostener el objetivo de inflación sin apoyo monetario.
La decisión final dependerá, previsiblemente, de la cumbre de septiembre, cuando se publicarán nuevas proyecciones macroeconómicas. Si las condiciones lo permiten, un nuevo recorte podría plantearse en diciembre.
Un nuevo ciclo sin grandes sobresaltos
Esta etapa marca el paso de un BCE reactivo a uno estratégicamente paciente, que ya ha reducido sus carteras de deuda a cero y busca ahora afinar su política sin desestabilizar el crecimiento. La perspectiva dominante es que la política fiscal, con Alemania y otros países aumentando el gasto en Defensa y modernización, tome el relevo como principal motor económico.
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