La CNMC advierte que los neobancos son una “amenaza competitiva” para la banca tradicional

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La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha reconocido oficialmente que los neobancos y las ‘fintechs’ representan una “amenaza competitiva” real para las entidades de banca tradicional, especialmente en ciertos segmentos del mercado minorista. Esta conclusión se desprende del análisis que el organismo ha realizado en el marco de la OPA de BBVA sobre Sabadell.

Según el informe de la CNMC, no existen barreras de entrada significativas al sector bancario más allá de los requisitos legales, desestimando así el argumento de Sabadell que alegaba costes reputacionales o de confianza del cliente como frenos al acceso de nuevos operadores.

“La presión competitiva de estos nuevos actores online no solo es palpable, sino que previsiblemente irá en aumento, especialmente en mercados donde su presencia aún es limitada”, indica el organismo regulador.

En línea con su informe de diciembre de 2024 sobre el mercado de depósitos, la CNMC afirma que estas plataformas digitales pueden ejercer una presión incluso superior a la que reflejan las actuales cuotas de mercado, dado que la dimensión geográfica pierde peso frente al canal online.

Revolut es señalado por CaixaBank como el principal competidor en el segmento de clientes particulares, mientras que plataformas como Qonto se están posicionando en el de comercios y autónomos. Aunque en España su impacto es todavía reducido, en otras regiones europeas ya muestran signos de crecimiento acelerado.

Por su parte, Sabadell ha admitido la entrada de estos nuevos jugadores, aunque considera que su impacto sigue siendo limitado en el segmento de pymes. No obstante, Cepyme advierte que el interés de las pequeñas y medianas empresas por contratar servicios de neobancos y fintechs “va en aumento”, impulsado por su oferta de herramientas digitales y menores costes operativos.

La Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO) también reconoce cierta presión por parte de estos actores, aunque matiza que los hogares aún prefieren la banca tradicional cuando se trata de productos de mayor complejidad, como las hipotecas, especialmente entre los clientes de mayor edad, que valoran el trato presencial.

En definitiva, el auge de los neobancos confirma un cambio estructural en el sector financiero, acelerando la transición hacia modelos más digitales, ágiles y centrados en el usuario, lo que obliga a los grandes bancos a replantearse su estrategia competitiva.

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