El sector bancario europeo ha alcanzado su punto más alto en los mercados bursátiles desde la crisis financiera global de 2008, impulsado por el aumento de los tipos de interés a largo plazo, la mejora en la rentabilidad de las entidades y un renovado interés por parte de los inversores institucionales. Así lo informa el diario británico Financial Times, que destaca que el índice Stoxx Europe 600 Banks ha subido un 34 % en lo que va del año, superando a sus homólogos estadounidenses.
La publicación señala que este repunte ha sido posible gracias al aumento del diferencial entre los bonos a 30 años y los de corto plazo, lo que ha generado un impulso importante en los ingresos netos por intereses de los bancos, principal motor de su actividad.
“Una recuperación que parecía improbable hace apenas unos años se ha consolidado con fuerza durante 2025, transformando al sector bancario europeo en uno de los más rentables y atractivos del continente”, asegura el Financial Times en su edición del 2 de agosto.
Resultados récord y revalorización
Entre los bancos más beneficiados por esta tendencia destacan Barclays, HSBC, BNP Paribas, Deutsche Bank y Société Générale. Barclays alcanzó su mayor nivel de cotización desde septiembre de 2008 tras anunciar un beneficio trimestral de 1.700 millones de libras y una recompra de acciones por 1.000 millones.
Por su parte, NatWest sorprendió al mercado con un retorno sobre capital tangible (ROTE) del 18 %, mientras que HSBC alcanzó un máximo histórico en su cotización bursátil, aunque sus beneficios trimestrales quedaron por debajo de las previsiones.
Valoraciones competitivas
A pesar del rally bursátil, los bancos europeos siguen cotizando a valoraciones atractivas, en torno a 10 veces las ganancias proyectadas, en comparación con las más de 13 veces de sus pares estadounidenses, lo que refuerza su atractivo como inversión en un contexto de volatilidad global.
Obstáculos estructurales
Sin embargo, el Financial Times advierte que el sector enfrenta retos importantes. Entre ellos, la posible caída de los tipos de interés, que podría reducir los márgenes; la falta de consolidación, debido a restricciones regulatorias; y la exposición a riesgos geopolíticos y económicos persistentes.
Intentos recientes de fusión, como los de BBVA con Sabadell o Unicredit con Banco BPM, no lograron concretarse, lo que refleja las dificultades para avanzar hacia una mayor integración bancaria en Europa.
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