Iberdrola emitió con éxito 400 millones de euros en bonos verdes a cinco años, con un cupón del 1,5%, referenciados al precio de la acción de la compañía.
La demanda de esta emisión superó las expectativas, ya que la oferta inicial de 375 millones de euros se duplicó, alcanzando los 800 millones, provenientes de 76 inversores.
Este tipo de bonos verdes, que ligan su rentabilidad al precio de las acciones de Iberdrola, no es nuevo para la compañía.
En 2022, la eléctrica ya lanzó una emisión similar por 450 millones de euros, y en 2015 hizo una operación de 500 millones de euros, la cual amplió en 2020 en otros 200 millones.
Estos bonos se caracterizan por permitir a los inversores la opción de comprar acciones de Iberdrola dentro de los tres meses previos a su vencimiento, si el precio de la acción aumenta.
Sin embargo, Iberdrola aclaró que no emitirá ni entregará acciones, evitando así cualquier tipo de dilución para los accionistas actuales.
Respaldo a Iberdrola
La operación se realizó con la colaboración de cuatro bancos internacionales de primer nivel: JP Morgan, Natixis, Mizuho y Morgan Stanley.
Además, la empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán decidió cubrirse ante cualquier riesgo derivado de la posible revalorización de la acción mediante la adquisición de una opción de cobertura que equilibre la operación.
Esto permitirá a Iberdrola estar protegida en caso de que los bonistas decidan ejercer su opción de compra.
Este tipo de emisiones, en el que el bono está referenciado a la acción de la compañía, le permite a Iberdrola obtener financiación a un costo más ventajoso que en el mercado tradicional.
La compañía lo considera una operación oportunista, que le ofrece flexibilidad financiera mientras sigue avanzando en su compromiso con el desarrollo sostenible y la transición energética.
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