No es ningún secreto que la famosa «hucha de las pensiones» en España lleva años con telarañas, pero ahora tenemos números concretos y no son precisamente para sacar pecho. Según el último informe Pension Markets in Focus 2024 que publicó la OCDE en diciembre, nuestro Fondo de Reserva solo supera en rentabilidad al de Polonia… y por los pelos.
Para ponernos en contexto: a cierre de 2023, el Fondo de Reserva español apenas representaba un 0,4% del PIB. Traducido: unos 5.672 millones de euros. Para que te hagas una idea, estamos a la cola no solo en rentabilidad, sino también en volumen. Ni en términos absolutos (en dólares) ni relativos (comparado con el tamaño de la economía) se salva. De hecho, es el más pequeño de todos los países analizados.
¿Y la rentabilidad? Pues tampoco levanta cabeza. En la última década, el rendimiento medio fue del -1,1%. Sí, negativo. Solo Polonia lo hace peor con un -1,2%. En los últimos cinco años la cosa mejora un poco para España (4% frente al -4,6% de Polonia), pero si ampliamos la mirada a 15 o 20 años, volvemos a quedar mal parados. Polonia nos supera, con un diferencial de casi un punto porcentual a su favor.
La clave, según la OCDE, está en la diversificación. Mientras países como Japón o Suecia apuestan por carteras más variadas, aquí y en Estados Unidos seguimos con la fórmula de “solo deuda pública”. Muy conservador… y muy poco rentable.
¿Y ahora qué? ¿Hay cambios?
Pues sí, al menos sobre el papel. En febrero, el Gobierno aprobó un Real Decreto para intentar sacarle algo más de jugo a la hucha. Básicamente, ahora se permite invertir en valores emitidos por entidades públicas (españolas o extranjeras) que tengan buena calificación crediticia y liquidez. Todo eso, claro, con el visto bueno del Consejo de Ministros y la propuesta de los ministerios de Seguridad Social, Economía o Hacienda.
Eso sí, estos cambios todavía no se han notado en los números porque los datos del informe son de 2023. Además, según fuentes de la Comisión de Supervisión del Fondo de Reserva, de momento se sigue invirtiendo solo en bonos. Es decir, lo aprobado no se ha traducido en acción.
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