La industria láctea española está levantando la voz. El número de explotaciones ganaderas dedicadas a la leche se ha desplomado en las últimas décadas, y la patronal del sector, Fenil que representa a marcas como Central Lechera Asturiana, Pascual, Lactalis o Leche Río, avisa: si no se toman medidas ya, podríamos enfrentarnos a problemas de suministro.
¿El motivo? Una mezcla peligrosa: menos granjas, más bocas que alimentar (por el turismo y el crecimiento poblacional) y una falta crónica de relevo generacional en el campo.
De 145.000 granjas a solo 9.500, bajón en la industria láctea
Los datos son claros: en 1992 había 145.004 explotaciones ganaderas centradas en leche. A finales de 2024, quedaban solo 9.500. Y la tendencia sigue. Cada año desaparece un 6%, según Ernesto Castro, presidente de Fenil. La producción de momento aguanta gracias al tamaño de las granjas actuales, pero si esto sigue así, podría caer un 15% en pocos años.
Demanda al alza, producción al límite
El otro lado del problema es la demanda. Cada vez se consume más leche y derivados en el mundo. Castro lo resume así:
“Si no queremos depender de importaciones, hay que actuar ya. Nuestro objetivo es asegurar que en España no falten alimentos esenciales como la leche y los lácteos”.
Hoy por hoy, la producción se mantiene en 7,4 millones de toneladas, pero el riesgo de escasez es real. Y lo más irónico es que los precios, aunque han bajado desde los picos de 2022, siguen altos (unos 0,50€/litro), un nivel que en teoría debería incentivar a los ganaderos.
Más importaciones, menos músculo local
España ya está notando el golpe. Exportamos lácteos por 1.800 millones, pero importamos por más de 3.000 millones.
Uno de los grandes problemas: el 40% del queso que se consume aquí viene de fuera, sobre todo de Países Bajos y Alemania, donde los precios son imbatibles. A pesar de la gran calidad de los quesos nacionales, el precio sigue siendo una barrera para competir.
60.000 empleos y un sector que pide ayuda
Detrás de todo esto hay más de 60.000 empleos y una facturación que supera los 10.000 millones de euros. Por eso, Fenil exige que se ponga al sector en el foco de la nueva Ley de Industria y Autonomía Estratégica, con fondos específicos, incentivos fiscales y un marco regulatorio que le dé estabilidad.
Menos explotaciones, más dependencia exterior y un equilibrio precario que podría romperse. El sector lácteo no está pidiendo ayuda, está lanzando una señal de emergencia.
© Reproducción reservada