La opa de BBVA a Sabadell se atasca y podría abaratarse 2.670 millones

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La ofensiva lanzada por BBVA para hacerse con Banco Sabadell vive un momento decisivo, marcado por el veto del Gobierno, la resistencia cerrada de los vallesanos y una oferta que podría necesitar un ajuste de última hora para prosperar. Mientras tanto, la estrategia defensiva del Sabadell, con dividendos extraordinarios como principal reclamo, empieza a tensar el escenario hacia una posible reformulación de la opa por parte del grupo vasco.

Aunque BBVA condicionó el éxito de la operación a alcanzar al menos el 50,01% de los derechos políticos, dejando fuera del cálculo la autocartera del Sabadell, la normativa permite modificar ese umbral. Si decidiera rebajarlo al 30%, aún considerado una posición de control relevante, podría ahorrarse en torno a 2.670 millones de euros, según elEconomista. Claro que hacerlo implicaría asumir un control parcial y progresivo de la entidad catalana, con todos los matices que eso conlleva: menos gobernabilidad inmediata y una batalla más larga.

Según los cálculos actuales, adquirir el 100% de Sabadell con el canje ofrecido —una acción de BBVA más 0,70 euros por cada 5,3456 del Sabadell— elevaría la transacción hasta los 13.325 millones. Alcanzar el 50% supondría un desembolso de 6.670 millones, y reducir el objetivo al 30% lo dejaría en torno a los 4.000 millones.

¿Habrá subida de oferta?

Desde que BBVA anunció la opa, el mercado ha dado señales claras: el precio podría no ser suficiente. Las acciones de Sabadell cotizan un 12,8% por encima del canje, y los analistas coinciden en que, sin una mejora sustancial —estimada entre un 10 y un 20%, con más efectivo sobre la mesa—, la operación puede no atraer a un volumen crítico de accionistas. Así lo ven bancos de inversión como Barclays, Deutsche Bank, Alantra o Bank of America.

El Sabadell, por su parte, no ha escatimado en movimientos defensivos. Su última jugada ha sido pactar la venta de TSB al Santander por 3.100 millones, operación pendiente de ratificación en junta, pero que permitiría repartir un dividendo extraordinario de hasta 2.500 millones a los accionistas que permanezcan en el capital tras la opa. En resumen: si vendes ahora, te lo pierdes.

Este movimiento busca claramente retener al accionariado, especialmente al minorista, que controlaba cerca del 50% del capital al inicio del proceso. BBVA confía más en convencer a los institucionales, más pragmáticos y dispuestos a esperar una mejora en las condiciones. Pero los pequeños inversores, más emocionalmente ligados a la marca Sabadell, podrían inclinar la balanza.

Control parcial: una estrategia conocida

Reducir el listón de control al 30% no sería una maniobra inédita para BBVA. Ya lo hizo en Turquía con Garanti: entró con un 25% en 2010 y fue subiendo hasta alcanzar casi el 90%, con una mejora del 23% en el tramo final de la opa. Eso sí, entonces la lira jugó a su favor, algo que no pasará en este caso al tratarse de una operación en euros.

Con el 30% del capital, BBVA podría nombrar hasta cuatro consejeros en el Sabadell (de un total de 15), lo que ya supone una influencia relevante en el consejo. Además, las decisiones en junta no requieren mayoría absoluta del total del capital, sino del capital presente. En la última, por ejemplo, solo acudió el 70% del accionariado, por lo que con poco más del 35% de los derechos de voto ya se puede controlar el resultado.

Zurich y el baile accionarial

Mientras tanto, Zurich continúa reforzando su posición en Sabadell. La aseguradora ya controla un 4,44% del capital, consolidando su papel como socio estratégico en el negocio de seguros. También ha aumentado posiciones BlackRock, el mayor accionista con un 6,76%, duplicando su participación desde que BBVA lanzó la opa.

Con los grandes fondos reordenando fichas y la presión creciente sobre BBVA para mejorar su oferta, la operación entra ahora en un tiempo de descuento que será tan financiero como político. ¿Reformulación de la opa o resistencia hasta el final? La partida está lejos de haberse terminado.

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