En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, las firmas de auditoría más influyentes a nivel global —Deloitte, EY, PwC y KPMG, conocidas como las Big Four— están intensificando sus esfuerzos para diseñar y ofrecer servicios especializados de auditoría para productos basados en IA, según detalla el Financial Times. Esta iniciativa responde a la creciente demanda de empresas y reguladores por garantizar que estas tecnologías funcionen de manera segura, ética y conforme a un marco regulatorio cada vez más estricto.
El auge de la IA en sectores clave, desde servicios financieros y farmacéuticos hasta vehículos autónomos y diagnósticos médicos, ha creado la necesidad urgente de establecer mecanismos que aseguren la transparencia y fiabilidad de los sistemas automatizados. PwC UK, por ejemplo, se encuentra en las etapas finales del desarrollo de un servicio dedicado a auditar sistemas de IA, mientras que EY ha reconocido públicamente los retos que implica certificar completamente estas tecnologías debido a su naturaleza dinámica y en constante evolución.
Actualmente, el mercado de auditoría de IA carece de estandarización, lo que provoca que las prácticas de verificación sean dispares y, en algunos casos, cuestionables. La mayoría de los proveedores de auditoría en IA son a la vez desarrolladores de la tecnología, lo que pone en duda la objetividad de sus evaluaciones. Por ello, las grandes firmas tradicionales de auditoría ven una oportunidad para profesionalizar y liderar este sector emergente, aprovechando su reputación y experiencia en cumplimiento normativo y gestión de riesgos.
La demanda de auditorías de IA es especialmente intensa en industrias con alta regulación y alto impacto social, como la farmacéutica y las finanzas, donde errores o sesgos en los algoritmos pueden tener consecuencias graves para los usuarios finales. A medida que los reguladores en distintas partes del mundo empiezan a exigir mayor supervisión y transparencia sobre los sistemas de IA, las auditorías especializadas se vuelven una herramienta indispensable para que las empresas cumplan con estas nuevas exigencias.
Sin embargo, el campo aún está en desarrollo y presenta un alto potencial de disrupción. Firmas más pequeñas y ágiles, con enfoques innovadores, podrían desafiar el liderazgo de las Cuatro Grandes y transformar las prácticas de auditoría en IA. La competencia futura probablemente impulsará la creación de estándares más claros y uniformes que beneficien tanto a desarrolladores como a usuarios y reguladores.
En conclusión, mientras la inteligencia artificial se integra cada vez más en la infraestructura tecnológica global, la creación de auditorías específicas para evaluar su desempeño y riesgos se está convirtiendo en una prioridad para grandes firmas de auditoría. Estas buscan no solo proteger a sus clientes y al público, sino también posicionarse como actores clave en la gobernanza de una tecnología que promete revolucionar múltiples aspectos de la sociedad.
© Reproducción reservada