La constructora portuguesa Mota-Engil, con participación accionarial del gigante chino CCCC, se adjudicó la concesión para construir y operar durante 30 años el primer túnel sumergido de Brasil, que conectará las ciudades de Santos y Guarujá.
La empresa se impuso a la española Acciona en la subasta realizada en la Bolsa de São Paulo al ofrecer un descuento del 0,50 % sobre la contraprestación pública anual, por debajo del tope de 438,3 millones de reales (81,1 millones de dólares). Acciona no presentó descuento y quedó fuera.
La obra implica una inversión total de 6.800 millones de reales (unos 1.260 millones de dólares), de los cuales 5.140 millones serán aportados por el Gobierno federal y el estado de São Paulo, mientras que la concesionaria invertirá 1.660 millones.
El túnel, de 1,5 kilómetros de longitud —870 metros de ellos sumergidos—, contará con pistas para automóviles, camiones, autobuses, un tranvía y una galería para peatones y ciclistas. Permitirá reducir de una hora a cinco minutos el tiempo de cruce, que actualmente se realiza en ferry o por una carretera de 43 km.
La concesionaria tendrá derecho a cobrar peajes de 6,15 reales (1,14 dólares) por vehículo durante el período de operación.
La construcción comenzará en 2026 y se prevé que el túnel entre en operación en 2030. La obra es considerada la mayor inversión en infraestructura del Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y busca mejorar la conectividad en el puerto de Santos, el más importante de Brasil.
© Reproducción reservada