La adquisición de US Steel por parte de Nippon Steel, valorada en 14.100 millones de dólares (12.216 millones de euros), podría no llegar a buen puerto si la Administración de Donald Trump insiste en imponer una «acción de oro» que limite la capacidad de gestión de la firma japonesa. Así lo ha advertido un directivo de Nippon Steel al diario Nikkei, advirtiendo que «sin cierto grado de libertad de gestión, puede que no sea posible llegar a un acuerdo».
¿Qué implica la «acción de oro»?
El presidente Trump declaró el jueves que permitiría la transacción solo si el Gobierno de EE. UU. retiene una “acción de oro”, que otorgaría al presidente un poder de veto sobre ciertas decisiones estratégicas de la compañía. Trump afirmó:
«Tenemos una ‘acción de oro’ que yo controlo, que el presidente controla. Si eso te da control total, significa que un 51% de la propiedad será de los estadounidenses».
Aunque no especificó cómo se articularía legalmente, en otras jurisdicciones una «acción de oro» (golden share) suele permitir a un gobierno bloquear decisiones clave —como ventas de activos estratégicos o cambios en la sede— incluso si posee solo una mínima participación accionarial.
Inversión prometida por Nippon Steel
Con el objetivo de allanar el camino para el acuerdo, Nippon Steel ya había anunciado un compromiso de inversión de 14.000 millones de dólares (12.130 millones de euros) adicionales en US Steel, de los cuales 11.000 millones se ejecutarían antes de 2028. Esta inversión busca modernizar las plantas, preservar empleos y fomentar la producción doméstica, elementos alineados con la agenda industrial de Trump.
Una operación estratégica bajo presión política
La compra de US Steel —un ícono industrial de EE. UU. con más de 120 años de historia— por parte de una empresa extranjera ha generado tensiones políticas. Trump, en plena campaña por la reelección, busca proyectar una imagen de defensa del empleo y control nacional sobre sectores considerados críticos como el del acero.
El futuro de la operación, incierto
Las declaraciones del directivo de Nippon Steel indican que la empresa japonesa no está dispuesta a seguir adelante si no puede operar con autonomía de gestión, incluso tras el compromiso de inversión y mantenimiento de las operaciones en EE. UU.
La tensión entre libertad empresarial y soberanía económica se ha convertido así en el eje del posible acuerdo, que de fracasar podría reconfigurar no solo el futuro de US Steel, sino también las relaciones comerciales entre EE. UU. y Japón en un momento de creciente proteccionismo.
La viabilidad final del acuerdo dependerá de si ambas partes logran un compromiso político y jurídico que no ponga en riesgo ni el control estratégico estadounidense ni la operatividad corporativa de Nippon Steel.
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