Nvidia invierte 5.000 millones en Intel y sella una alianza estratégica para desarrollar chips de nueva generación

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Nvidia ha anunciado una inversión de 5.000 millones de dólares en Intel, como parte de un acuerdo destinado a impulsar el desarrollo conjunto de chips avanzados tanto para ordenadores personales como para centros de datos.

La operación se concreta en la compra de acciones ordinarias de Intel a un precio de 23,28 dólares por título, lo que supone un descuento del 6,5% respecto al cierre bursátil del miércoles.

El movimiento se produce poco después de que Estados Unidos adquiriera un 10% de la tecnológica, en un contexto marcado por la creciente importancia de la industria de semiconductores en la competencia geoestratégica global.

El acuerdo de Nvidia

De acuerdo con el comunicado conjunto, ambas compañías trabajarán en integrar sus arquitecturas mediante Nvidia NVLink, con el objetivo de conectar las capacidades de inteligencia artificial y computación acelerada de Nvidia con las CPU x86 de Intel, ampliando así las posibilidades del ecosistema tecnológico de ambas firmas.

En el ámbito de los centros de datos, Intel fabricará procesadores x86 personalizados para Nvidia, que posteriormente serán incorporados en las plataformas de infraestructura de inteligencia artificial de la compañía.

Para el mercado de consumo, se desarrollarán SoC x86 equipados con chiplets de GPU Nvidia RTX, pensados para ordenadores que requieran una integración de alto nivel entre CPU y GPU.

La colaboración no se limita a un producto concreto, sino que abarca el diseño de múltiples generaciones de soluciones personalizadas destinadas a acelerar cargas de trabajo en sectores de hiperescala, entornos empresariales y aplicaciones de consumo masivo.

La inversión, pendiente de las aprobaciones regulatorias habituales, supone un respaldo financiero y estratégico que refuerza la posición de Intel en un momento clave de su reestructuración y crecimiento.

Al mismo tiempo, permite a Nvidia ampliar su alcance más allá de las GPU y consolidar su papel central en la próxima etapa de la informática.

El acuerdo, calificado por ambas compañías como un paso histórico, refleja la convergencia entre dos gigantes que buscan sentar las bases de una nueva era de computación, marcada por la integración entre inteligencia artificial, procesamiento acelerado y arquitecturas de propósito general.

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