El interés del Gobierno polaco por adquirir Talgo y fusionarla con su fabricante estatal, Pesa, se enfrenta a un complejo escenario financiero. La operación, concebida para dar forma a un nuevo gigante ferroviario europeo capaz de competir a nivel internacional, arrancaría con un problema de base: ambas compañías acumulan sanciones e indemnizaciones que superan los 330 millones de euros, derivadas de incumplimientos en contratos clave de los últimos años.
Renfe reclama más de 170 millones a Talgo por retrasos en la entrega de los trenes Avril y otros pedidos, mientras que el operador ferroviario polaco, PKP Intercity, exige a Pesa 163 millones por fallos de fabricación y demoras en la entrega de 20 trenes Dart, construidos entre 2014 y 2016. Así lo reveló el presidente de PKP Intercity, Janusz Malinowski, en una comisión parlamentaria en la que advirtió de que estas demandas «podrían matar a Pesa». En la sesión también participó el viceministro de Infraestructuras de Polonia, Piotr Malepszak, principal impulsor del plan para unir Talgo y Pesa en un gran consorcio estatal.
Un plan que busca el visto bueno de Moncloa
El Gobierno polaco pretende que una empresa nacional se encargue del suministro de trenes para su futura red de alta velocidad, sin depender de fabricantes extranjeros como Siemens o Alstom. Con este objetivo, ha intensificado los contactos con el Ejecutivo de Pedro Sánchez a distintos niveles.
El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, confirmó públicamente la intención de adquirir Talgo durante una reunión con su homólogo español, José Manuel Albares. «La oferta de Pesa y PFR por Talgo es competitiva y cuenta con nuestro respaldo. Esperamos que se considere seriamente«, declaró.
En paralelo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y su homólogo polaco, Donald Tusk, tienen previsto abordar el asunto esta semana en la cumbre informal del Consejo Europeo. Polonia busca evitar un rechazo similar al que sufrió la húngara Magyar Vagon, cuya opa sobre Talgo fue bloqueada por motivos de «seguridad nacional».
La operación se encuentra en su fase decisiva. El fondo británico Trilantic, accionista mayoritario de Talgo, ha fijado el 14 de febrero como fecha límite para recibir ofertas. En la puja compiten tres candidatos: el consorcio vasco liderado por Sidenor (respaldado por la SEPI y el fondo regional Finkatuz), la india Jupiter Wagons y el Gobierno polaco, a través de PFR.
Polonia ofrece sus fábricas para reforzar la producción de Talgo
Polonia ha dado un paso más y ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que Talgo utilice sus fábricas para aliviar problemas de capacidad productiva. «Pesa podría ayudar a Talgo a abordar las limitaciones industriales«, argumenta PFR, que destaca las oportunidades que supondría la cooperación entre ambas compañías en mercados como el polaco y el centroeuropeo.
El fondo estatal polaco también se muestra abierto a incorporar a socios como Sidenor en la operación, aunque desde la firma vasca aseguran no haber recibido ninguna propuesta en ese sentido.
El objetivo de Polonia es consolidar un grupo ferroviario capaz de competir a escala global, combinando el desarrollo tecnológico de Talgo con la capacidad industrial de Pesa. Si la fusión se concreta, la compañía resultante alcanzaría a CAF en volumen de negocio y superaría a rivales como Skoda o Tatravagonka. Además, se situaría en una mejor posición para competir con gigantes como Siemens, Alstom o los nuevos actores asiáticos que han irrumpido en el mercado, como Hyundai Rotem, CRRC o Hitachi Rail.
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