El grupo Prisa atraviesa por una crisis interna sin precedentes, con un enfrentamiento abierto entre su presidente y principal accionista, Joseph Oughourlian, y varios directivos y accionistas críticos, entre ellos, figuras cercanas al Gobierno.
El conflicto comenzó con una decisión rotunda de Oughourlian, quien, según fuentes cercanas a la empresa citadas por El Economista, optó por despedir a los directivos más vinculados a Moncloa y críticos con su gestión.
Entre ellos se encuentran Carlos Núñez, consejero delegado de Prisa y presidente de Prisa Media, y José Miguel Contreras, director de Contenidos.
La raíz del conflicto está en el lanzamiento de una nueva cadena de televisión, un proyecto que Prisa iba a respaldar con un 30% de las acciones.
La cadena, anunciada por Núñez en El País el pasado 16 de febrero, buscaba posicionarse como una de las grandes apuestas del grupo.
Sin embargo, Oughourlian decidió frenar su participación, asegurando que la inclusión de Prisa en el proyecto podría poner en peligro una refinanciación clave de 800 millones de euros que actualmente negocia la compañía con el fondo Pimco.
El consejo de administración de la empresa, que respaldó la decisión del presidente, rechazó el plan de la televisión, y con ello, se ahondó la división interna.
Esta disputa no solo involucra el futuro de la televisión, sino también el liderazgo dentro de la editorial.
Fuentes internas comfirmaron que se está analizando la posible sustitución de la actual directora de El País, Pepa Bueno, lo que podría marcar un cambio drástico en la línea editorial del diario.
Enfrentamientos dentro de Prisa
El enfrentamiento entre Oughourlian y los accionistas españoles que apoyaban el proyecto de la televisión se intensificó.
En un movimiento calculado, el Gobierno comenzó a agrupar a un bloque de accionistas con el objetivo de lograr una participación mayoritaria, que le permita destituir a Oughourlian de la presidencia del grupo.
En estos momentos, los accionistas españoles, liderados por José Miguel Contreras, suman alrededor del 17% del capital, y se aliaron con otros accionistas, como Global Alconaba (de Andrés Varela), Adolfo Utor (propietario de Balearia) y Diego Prieto (presidente del Grupo SSG).
No obstante, la clave del conflicto está en lo que decidan actores como Vivendi (con un 11,79% de participación), la familia Polanco (con un 7,6%) y otros inversores como Carlos Slim y el Santander, quienes podrían inclinar la balanza a favor de uno u otro bando.
Por el momento, Oughourlian parece contar con el apoyo de Vivendi, pero el Gobierno está ejerciendo presión sobre el conglomerado francés para que cambie su postura.
La familia Polanco, por su parte, es un actor clave en las decisiones recientes, y aunque en el consejo de administración anterior votaron a favor de frenar el proyecto televisivo, algunos accionistas consideran que podrían alinearse con los críticos de Oughourlian.
Este panorama de lucha por el control de Prisa puso sobre la mesa opciones que buscan despojar a Oughourlian de su participación en el grupo.
Las opciones que ven
Entre las propuestas, los accionistas españoles han ofrecido comprar los medios más emblemáticos de la compañía, como El País y la Cadena SER, por 450 millones de euros.
Este movimiento también implicaría que Oughourlian se quedara con Santillana y que se utilizara una parte del dinero para reducir la deuda de Prisa, que asciende a más de 800 millones de euros.
Sin embargo, el presidente de Prisa no está dispuesto a aceptar la venta de su participación por los 100 millones de euros que, en este momento, se valora su paquete accionario, dado que esto implicaría una pérdida de más de 200 millones de euros.
La guerra por el control de Prisa no termina ahí. También se trasladó a Indra, donde Oughourlian posee un 7,24% del capital.
Tras varios enfrentamientos con el anterior presidente de la tecnológica, Marc Murtra, ahora en Telefónica, la relación con el Gobierno parece haberse roto por completo, lo que hace prever que la batalla en la editora se prolongue aún más.
A medida que se acercan la junta de accionistas de junio y se intensifican las presiones de todos los frentes, el desenlace de esta guerra de poderes en Prisa sigue siendo incierto.
Con múltiples actores jugando sus cartas, la batalla por el futuro de uno de los grupos mediáticos más poderosos de España apenas ha comenzado.
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