Hoy, 22 de agosto, se inicia la reunión económica anual de banqueros centrales estadounidenses en Jackson Hole. En concreto, se trata de su 47 edición, cuyo leitmotiv es «Reevaluar la eficacia y transmisión de la política monetaria». Por esa razón, en ella, inversores y analistas financieros esperan que la política monetaria cambie de signo mediante la primera rebaja de tipos en EE. UU. desde marzo de 2020, en plena pandemia. Esto podría efectuarse gracias a la moderación que han experimentado los precios en el país, así como al descenso del paro en él.
Respecto a la cita en Jackson Hole (Wyoming), James McCann, Deputy Chief Economist en abrdn, afirma que «el Presidente de la Fed parece dispuesto a señalar que se avecinan recortes de los tipos de interés, pero la velocidad y el alcance de la relajación siguen siendo inciertos. Es probable que Powell señale el inicio de un ciclo de flexibilización en curso, lo que prepararía el terreno para recortes de tipos en cada una de las próximas reuniones de este año». Además, «dada la actual moderación de la inflación y las grietas que están apareciendo en el mercado laboral, la Fed puede dar prioridad a trata de lograr un aterrizaje suave de la economía, reduciendo el carácter restrictivo de la política monetaria».
«Tras haber mantenido los tipos de interés en su nivel más alto en 20 años durante más de un año, se prevé que Powell dé luz verde a la bajada de los tipos de interés en la reunión del 18 de septiembre. Esto desencadenará el inicio de un ciclo de relajación monetaria, para el que esperamos un recorte de los tipos de interés de 25 puntos básicos por reunión durante el resto del año. Se ha tomado su tiempo, probablemente impulsado por el deseo de evitar cambios direccionales múltiples, dado el impacto adverso sobre la confianza económica y del consumidor», señala Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.
En este simposio, que dura hasta el próximo sábado, 24 de agosto, todas las miradas están puestas en el Presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, pues lo que anuncie este viernes durante su intervención podría provocar otro descalabro de las Bolsas americanas, las cuales ya sufrieron fuertes descensos a principios de agosto. Y es que, desde su caída en agosto, los principales índices del mundo han repuntado. Para que dicha tendencia alcista siga así son determinantes los comentarios que haga el directivo de la Fed sobre un potencial descenso del precio del dinero.
«Si los inversores entienden que se avecinan recortes, las acciones reaccionarán favorablemente«, considera Steward Partners Global Advisory. «Si no oyen lo que quieren, se desencadenaría una gran venta», alertan. Las caídas en Wall Street podrían arrastrar al resto de Bolsas.
Por eso, el tono que use Powell en su intervención «es crucial», apuntan desde Homrich Berg. Si el banquero central «se muestra hawkish [es decir, a favor de una política monetaria todavía restrictiva], las acciones reaccionarán negativamente», advierte la firma.
A pesar del riesgo existente, la previsión mayoritaria es que la Reserva Federal baje los tipos en septiembre. La incógnita reside en la proporción de dicho recorte.
En la actualidad, de acuerdo con los datos de LSEG, el mercado ofrece una posibilidad del 67,5% a que el descenso del precio del dinero en el próximo mes sea de 25 puntos básicos. Asimismo, las probabilidades de que dicha bajada sea de 50 puntos básicos ronda es del 32,5%. De hecho, los inversores están convencidos que de la reducción de los tipos de interés en EE. UU. a lo largo del 2024 será de unos 100 puntos básicos aproximadamente.
El mercado espera que, en algún momento, la Fed de un paso de 50 puntos básicos. Los economistas de Vontobel creen que, en su intervención, Powell «no va a descartar un recorte de 50 puntos básicos». De igual modo, Natixis IM Solution tampoco espera que este «prometa un descenso de 50 puntos básicos en su reunión de septiembre». Por el contrario, suponen que hablará «sobre el cambiante equilibrio de riesgos, al tiempo que hace un tácito al inicio del ciclo de flexibilización». Todo ello, evitando enviar un mensaje demasiado negativo en relación a las perspectivas de la economía norteamericana.
A partir de ahora, la Fed intentará no cometer los mismos errores que en el pasado. El más reciente de ellos es que, a pesar de embridar la inflación estadounidense hacia su objetivo del 2%, el mentado banco central no actuó con la rapidez suficiente como para frenar la escalada de precios en el país durante el inicio de la pandemia y la Guerra de Ucrania.
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