La ofensiva lanzada por BBVA el pasado 9 de mayo para hacerse con el control del Banco Sabadell no solo desató un terremoto en el mapa financiero español, sino que ha terminado sacudiendo con fuerza las posiciones de los grandes jugadores del sector. Tres meses después, el gran beneficiado no ha sido ni el comprador ni el pretendido, sino un tercero: el Banco Santander.
Más allá del acuerdo para adquirir TSB —la filial británica del Sabadell— por 3.080 millones de euros, el banco presidido por Ana Botín ha vivido un ciclo bursátil excepcional. Desde el anuncio de la opa, el valor de sus acciones se ha disparado más de un 41%, dejando atrás al BBVA, que ha subido un 32,9%. Esa diferencia no es menor: se traduce en un incremento de más de 12.000 millones de euros en la brecha de capitalización bursátil entre Santander y BBVA, que ahora roza los 32.000 millones.
Obstáculos inesperados para BBVA
Lo que en su día se interpretó como una jugada estratégica por parte del BBVA, con sinergias estimadas en torno a 850 millones de euros, se ha ido tornando en un escenario complejo. La operación fue rechazada por el consejo de Sabadell, lo que llevó a BBVA a lanzar una opa hostil. Desde entonces, la incertidumbre ha ido creciendo: entre las condiciones impuestas por el Gobierno —como mantener la marca Sabadell durante al menos tres años— y el escepticismo regulatorio, la narrativa de “fusión de valor” ha empezado a hacer aguas.
El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, insiste en defender la operación como una oportunidad para crear un banco más fuerte y con más capacidad para financiar familias y empresas. Pero el mercado no parece estar tan convencido. A pesar de los buenos resultados del BBVA —más de 10.000 millones de beneficio en 2024, un 25% más que el año anterior—, el fantasma de la opa ha desviado el foco hacia la incertidumbre regulatoria y política.
Un Santander en máximos históricos
Mientras tanto, Santander ha seguido su propio camino, lejos del ruido. Con un beneficio récord de 12.500 millones en 2024 (+14% interanual) y una capitalización que ha alcanzado máximos históricos —superando incluso a UBS en abril—, la entidad cántabra ha capitalizado como nadie el contexto actual.
Los tipos de interés han jugado a su favor, impulsando un crecimiento del 8% en el margen de intereses y una base de clientes que ha aumentado en más de ocho millones. El control de costes también ha sido clave: la ratio de eficiencia cayó al 41,8%, su mejor dato en 15 años.
Para final de año, el banco se ha marcado objetivos ambiciosos: ingresos por encima de los 62.000 millones, un ROTE superior al 16,5% y un ratio CET1 en el entorno del 13%. De momento, el primer trimestre ya dejó cifras prometedoras: 3.402 millones de beneficio, un 19% más que en el mismo periodo del año anterior.
Sabadell, en alza y por encima de la oferta
El Sabadell, por su parte, se ha fortalecido más de lo que muchos esperaban. A cierre reciente, sus acciones cotizaban un 11,6% por encima del canje ofrecido por BBVA (una acción del banco vasco por cada 5,3456 del Sabadell, más un dividendo de 0,70 €), elevando su valoración bursátil a más de 15.500 millones de euros. Eso supone un 57,6% más que a principios de año y deja la oferta del BBVA corta por más de 1.700 millones.
El movimiento ha sido interpretado por el mercado como una minusvaloración del banco catalán, que ha cerrado su mejor primer semestre desde 1997.
Cambio de ciclo
La fotografía actual del sector dista mucho de la que veíamos hace tan solo unos meses. En marzo de 2024, Santander y BBVA estaban prácticamente empatados en capitalización, con una diferencia mínima de 4.360 millones. Entonces, BBVA cotizaba en máximos históricos, impulsado por sus operaciones en México y Turquía, donde se había beneficiado de tipos de interés altos y del músculo financiero derivado de la venta de su filial en EE.UU.
Pero todo cambió con el anuncio de la opa sobre Sabadell el 9 de mayo. Ese día marcó un antes y un después: el BBVA cayó un 6,7% en bolsa y Sabadell subió un 3,2%. Desde entonces, la brecha no ha hecho más que ensancharse.
Hoy, Santander es el favorito indiscutido de los analistas. En la última revisión de la Cartera Eco10 de elEconomista.es, más de 45 firmas han apostado por el banco cántabro, frente a solo cuatro que mantienen posiciones en BBVA. En febrero, antes de la opa, la situación era justo la contraria.
Un calendario todavía incierto
La operación de compra sigue su curso, pero los plazos no son cortos. La CNMV ya tiene sobre la mesa el primer borrador del folleto de la opa. Una vez se apruebe, BBVA tendrá un margen de cinco días hábiles para iniciar el periodo de aceptación, que puede durar entre 30 y 70 días naturales. Si los plazos se cumplen, la resolución de la operación podría llegar en septiembre, manteniendo la tensión durante todo el verano.
Mientras tanto, el mercado ya ha tomado partido. Y hoy, por lo menos en bolsa, el ganador se viste de rojo.
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