VodafoneThree, la compañía resultante de la reciente integración de Vodafone y Three —propiedad del conglomerado CK Hutchison—, ha dado un paso clave en su plan de desarrollo tecnológico.
La teleco ha adjudicado a Ericsson y Nokia un contrato valorado en 2.000 millones de libras, unos 2.300 millones de euros al cambio actual, destinado a reforzar y ampliar su red 5G en el Reino Unido.
En un comunicado, Ericsson detalló que su parte del acuerdo tendrá un valor de 12.500 millones de coronas suecas (aproximadamente 1.131 millones de euros) durante los próximos ocho años.
Nokia, por su parte, no ha revelado la cifra concreta de su adjudicación, aunque VodafoneThree precisó que, en conjunto, el contrato alcanza los 2.000 millones de libras.
Este proyecto se enmarca en la inversión de 11.000 millones de libras (unos 12.609 millones de euros) que VodafoneThree planea destinar al despliegue de redes 5G en la próxima década, un compromiso incluido en el acuerdo de fusión que culminó a comienzos del pasado junio.
La iniciativa busca situar a la nueva teleco en una posición de liderazgo en la conectividad de alta velocidad en el mercado británico.
La apuesta de Vodafone
La estructura accionarial de VodafoneThree está repartida entre Vodafone, que controla el 51%, y CK Hutchison, con el 49%. Ello permite que el grupo británico consolide en sus cuentas los resultados de la compañía fusionada.
Además, según los términos del pacto, Vodafone podría adquirir en el futuro la participación minoritaria de CK Hutchison: la opción de compra se activará tres años después del cierre de la operación, el 31 de mayo de 2028, siempre que se cumplan determinadas condiciones.
La adjudicación a dos gigantes europeos del sector como Ericsson y Nokia evidencia la apuesta de VodafoneThree por proveedores de primer nivel para garantizar la capacidad y seguridad de su red 5G.
El contrato supone, además, uno de los pasos más significativos tras la fusión, orientado no solo a mejorar la cobertura y la velocidad de conexión, sino también a consolidar su papel como actor protagonista en el competitivo mercado de las telecomunicaciones británicas.
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