La salida de Zara del mercado ruso, tras el inicio de la invasión a Ucrania en 2022, parecía ser una ruptura definitiva. Sin embargo, una serie de maniobras empresariales sugiere que el gigante español de la moda, propiedad de Inditex, podría estar preparando un eventual regreso, según publica Financial Times.
En lugar de simplemente cerrar sus operaciones, Inditex optó por una salida no convencional: transfirió sus tiendas en Rusia a una empresa vinculada al grupo libanés Daher, encargado también de sus franquicias en Medio Oriente. Antes de la venta, la compañía inyectó capital en su filial rusa y condonó una deuda millonaria, lo que sorprendió a los expertos por ser contrario a las prácticas comunes en retiradas empresariales.
Las tiendas que antes operaban bajo marcas como Zara, Bershka y Pull & Bear ahora funcionan bajo nombres diferentes como Maag, Dub y Ecru, pero mantienen un estilo visual casi idéntico. Utilizan los mismos proveedores, los mismos locales y hasta al personal antiguo de Inditex.
La clave está en una cláusula contractual: si el entorno político y económico mejora, el acuerdo permite que Inditex recupere sus tiendas a través de un modelo de franquicia, sin coste adicional. Esta disposición convierte lo que parecía un adiós en una pausa estratégica.
Sin embargo, el camino de regreso no es sencillo. Las restricciones legales en Rusia, sumadas a la presión internacional y los riesgos reputacionales, hacen que una vuelta inmediata sea poco probable. Aun así, Inditex ha dejado todo listo para actuar rápidamente si el contexto cambia.
Expertos en geopolítica empresarial consideran que esta estrategia refleja una tendencia creciente de grandes compañías occidentales que, lejos de cortar lazos por completo, optan por estructuras que les permiten «hibernar» en mercados conflictivos, a la espera de tiempos más favorables.
Con este movimiento, Zara demuestra que en el mundo de los negocios, cerrar una puerta no siempre significa tirar la llave.
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