El 62% de los jóvenes en España tiene un contrato temporal

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En 2023, el 17,08% de los asalariados en España tenía un contrato temporal. Sin embargo, este porcentaje se eleva alarmantemente entre los jóvenes: un 61,7% de los empleados de entre 16 y 19 años, un 46,4% entre los de 20 a 24 años y un 27,6% en la franja de 25 a 29 años. Este dato, extraído del informe «España no es un país para jóvenes» de Freemarket Corporate Intelligence, revela la precariedad en el mercado laboral que afecta a la juventud, reflejando un escenario preocupante para su futuro. 

No solo la inestabilidad laboral es un problema; los jóvenes de 16 a 29 años perciben salarios un 35% inferiores a la media. Además, su crecimiento salarial es más lento en comparación con generaciones anteriores. Mientras que quienes nacieron en 1955 alcanzaron la base media de cotización a los 27 años, los nacidos en 1985 no lo lograron hasta los 34 años, lo que evidencia una dificultad creciente para acceder a un nivel salarial digno. 

Obstáculos para ingresar en el mercado laboral

A esta realidad se suman obstáculos para ingresar al mercado laboral, con una tasa de desempleo notablemente alta entre los jóvenes. Este grupo representa un porcentaje mucho mayor de desempleados que de empleados, lo que pone de manifiesto las barreras que enfrentan al buscar trabajo. La precariedad salarial se traduce también en menores ingresos familiares, donde los hogares con sustentadores de 16 a 29 años tienen una renta de unos 16.000 euros anuales, un 15% inferior a la media nacional. Esta cifra cae a 11.000 euros en los hogares cuyos sustentadores no cuentan con formación superior. 

La situación de los jóvenes se complica aún más en el ámbito político. Su representación demográfica ha disminuido significativamente, pasando del 21,11% de la población en 1980 al 14,81% en 2023. En contraste, el porcentaje de personas mayores de 65 años ha crecido, lo que reduce la capacidad de influencia de los jóvenes en las políticas públicas. 

Una baja natalidad

Este declive demográfico también se refleja en una baja natalidad. En 2023, solo nacieron 322.075 niños en España, contrastando con los 688.711 nacimientos hace 50 años. La reducción en el porcentaje de población joven del 49,1% en 1980 al 29,5% en 2023 consolida un envejecimiento sin precedentes en la sociedad. 

Además, el informe revela que la felicidad de los jóvenes entre 15 y 24 años ha caído drásticamente desde la pandemia. En 2024, España ocupó el puesto 36 en el ranking de felicidad, una caída notable respecto al 24 en 2021. Los nacidos antes de 1980 son más felices que los millennials y la Generación Z, que se sitúan en el puesto 55, mientras que los mayores de 60 años ocupan el 29. 

Una situación financiera alarmante

La Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España muestra un descenso del 37,5% en la propiedad de viviendas entre 2011 y 2022. Esto refleja un empobrecimiento significativo en un sector que tradicionalmente considera la vivienda como su principal activo. 

Los indicadores de riesgo de pobreza son igualmente preocupantes. En 2023, el 31,2% de los jóvenes de 16 a 29 años estaba en riesgo de pobreza y el 11,5% enfrentaba carencia material y social severa. Este deterioro no es coyuntural, sino estructural, resultado de un mercado laboral ineficiente y un sistema educativo en declive. 

Si esta tendencia persiste, España podría enfrentar un estancamiento en la calidad de vida de las nuevas generaciones, con un riesgo creciente de emigración en busca de mejores oportunidades. Esto podría culminar en un empobrecimiento de la clase media y en un aumento de la inestabilidad social y política. 

El informe de Freemarket Corporate Intelligence resalta que la situación de la juventud es estructural, provocada por la falta de calidad en la educación pública y un mercado laboral sesgado. Sin medidas correctivas, el futuro de la clase media en España está en peligro, con un posible empobrecimiento y polarización social. 

Además, el informe indica que el mal funcionamiento del sistema educativo público es una barrera significativa para el progreso juvenil. La alta tasa de abandono escolar y el elevado porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan sitúan a España en una de las peores posiciones en la UE. Es urgente abordar este problema para garantizar la cohesión social y un futuro próspero para las próximas generaciones. 

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