El mercado laboral estadounidense volvió a mostrar signos de fortaleza durante el mes de mayo. Según los datos publicados este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (dependiente del Departamento de Trabajo), la economía generó 139.000 nuevos empleos y la tasa de paro se mantuvo en el 4,2%, desafiando las previsiones más moderadas de los analistas.
Los economistas esperaban la creación de 125.000 empleos, lo que convierte este dato en una sorpresa positiva, especialmente en un contexto de incertidumbre económica y comercial derivada de las políticas del presidente Donald Trump, como la imposición de los llamados aranceles recíprocos.
No obstante, las cifras de marzo y abril han sido revisadas a la baja: en marzo se crearon 120.000 empleos (frente a los 185.000 inicialmente estimados), y en abril, 147.000, lo que supone 30.000 menos de lo anunciado anteriormente.
El aumento del empleo en mayo fue liderado por los sectores de la salud, el ocio y la hostelería, y la asistencia social, mientras que se destruyó empleo en la industria, uno de los sectores que Trump ha buscado proteger mediante aranceles.
Especial preocupación genera la pérdida de empleo en la Administración federal, que ha reducido su plantilla en 59.000 trabajadores desde enero, debido a despidos y dimisiones motivadas por un entorno laboral cada vez más tenso. En mayo, el recorte fue de 22.000 empleados federales.
Los aranceles también están afectando al comportamiento económico general, acelerando las importaciones para evitar gravámenes y dificultando las previsiones económicas. Aun así, el mercado laboral se mantiene resistente, aunque los expertos anticipan un enfriamiento progresivo durante el año.
La consejera de la Reserva Federal, Adriana D. Kugler, señaló recientemente esa resistencia: «La oferta y la demanda de mano de obra se mantienen en relativo equilibrio». Los últimos datos sobre ofertas de empleo y renuncias también reflejan esa solidez, aunque con signos de moderación: la tasa de vacantes se situó en el 4,4%, muy por debajo del máximo del 7,4% de hace tres años.
La tasa de renuncias, indicador de la confianza laboral, se mantiene entre el 1,9% y el 2,2% desde diciembre de 2023, apenas por debajo de los niveles de 2019.
Ante este panorama de empleo sólido pero con presiones inflacionistas inciertas por los aranceles, la Fed mantiene su estrategia de prudencia. Aunque no se esperan cambios en las reuniones de junio y julio, los inversores prevén un posible recorte de tipos de 0,25 puntos el 17 de septiembre.
El consejero de la Fed Christopher Waller, en un reciente discurso en Seúl, afirmó que apoyaría recortes si el tipo arancelario efectivo se sitúa en torno al 10% y la inflación subyacente sigue acercándose al objetivo del 2%. “Apoyo ignorar los efectos a corto plazo de los aranceles sobre la inflación al fijar la política monetaria”, aseguró.
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