Cuatro voces. Cuatro caminos que comenzaron en la incertidumbre, la carencia o el dolor. Lo que hoy los une no es el punto de partida, sino la determinación con la que enfrentaron la adversidad. En este reportaje, recogemos historias reales de superación: personas que desafiaron el destino y llegaron más lejos de lo que imaginaron.
Romper el sistema
En 1999, Harold Correa llegó a Madrid desde Colombia con la esperanza de estudiar y trabajar, pero la falta de papeles truncó sus planes. Durante un año sobrevivió como pudo: durmiendo en albergues y parques, comiendo una vez al día en un restaurante chino de Cuatro Caminos. Hoy, 25 años después, Correa es el fundador de Íkualo, el primer neobanco pensado específicamente para inmigrantes en Europa. Su clave para el éxito fue luchar cara a cara con el sistema para “romperlo por la fuerza, si hacía falta”.
¿Cómo se pasa de dormir en un albergue comiendo una vez al día a liderar una fintech que quiere ser referencia para millones de inmigrantes en todo el mundo?
Te voy a ser franco: no hay fórmula mágica, solo huevos y desesperación. Cuando pasas hambre de verdad, aprendes a mover cielo y tierra. En ese albergue entendí que el sistema no te regala nada, así que aprendí a romperlo por la fuerza, si hacía falta. Hoy aplico la misma mentalidad: cero piedad con la burocracia bancaria, cero excusas para nuestros clientes. Si ellos pueden jugársela cruzando fronteras, yo puedo jugármela en los despachos.
¿Cuándo nació la idea de fundar tu propio neobanco?
La idea me golpeó como un guantazo tras pasar años malgastando horas en sucursales donde me trataban como un número. Un día pensé: “¿Por qué coño debería ser un privilegio tener un banco decente?” Y planté cara al sistema montando el primer centro financiero para el mercado migrante. ¿Por qué un neobanco? Porque reinventar el pan de cada día no me motiva: quería dinamitar un sector anclado en el siglo pasado y darle a la gente lo que de verdad necesita, sin pijadas.
¿Cómo se conecta Ikualo con las comunidades migrantes o con personas en situación de exclusión financiera?
Nos metemos en su mundo, no en trajes y corbata. Charlas en mercados, grupos de WhatsApp; colaboramos con líderes locales que de verdad conocen el barrio. No hablamos de “inclusión financiera” con términos huecos; hablamos de solucionar problemas reales: enviar remesas sin comisiones de risa, acceso a microcréditos sin rollos burocráticos y servicios que funcionen con un par de clics desde el móvil.
¿Cómo ves el futuro de la inclusión financiera para migrantes? ¿Qué barreras estructurales quedan por romper?
El futuro es brillante, pero las viejas instituciones tienen la cintura de un tanque. Aún hay leyes que tratan al inmigrante como un delincuente potencial y bancos que ponen trabas solo por rellenar un formulario. Hay que tumbar esas barreras: interoperabilidad real entre países, regulación que premie la innovación y dejar de criminalizar a quien busca una vida mejor. Cuando eso pase, veremos una avalancha de oportunidades.
¿Qué parte de aquel Harold que dormía en parques aún vive en el emprendedor que negocia con fondos de inversión en EE.UU.?
Ese Harold sigue aquí, con la misma impaciencia y la misma rabia de quien sabe que el mundo no te debe nada. Cada vez que me visto de traje, me acuerdo de aquel frío en los bancos del parque y me digo: “No te relajes, cabrón, que esto puede venirse abajo en un segundo”. Esa urgencia me mantiene despierto a las 3 a. m. dándole caña al plan.
¿Dónde quieres estar dentro de 10 años y qué parte de ti no quieres que cambie nunca?
Dentro de una década, quiero haber convertido Ikualo en la opción obvia para todo inmigrante del planeta y estar explorando nuevas fronteras (quizá la IA financiera). Pero no quiero perder nunca la rebeldía que me hace cuestionar las cosas y la empatía dura de quien sabe lo que es empezar de cero. Si algún día me vuelvo un tío aburrido y complaciente, que alguien me dé un toque.
En Ikualo, ¿qué impacto sueñas que tenga?
Sueño con que Ikualo sea ese puñetazo en la mesa que despierte a la banca tradicional. Que nuestra gente deje de sudar tinta por enviar 50 euros a casa y empiece a decir: “Mira, esto funciona de una puta vez”. Quiero ver a gobiernos copiándonos, a gigantes peleando por no quedarse atrás y, sobre todo, a millones de migrantes sintiendo que por fin alguien los saca del limbo financiero.

Harold Correa, fundador de Íkualo
Saltar obstáculos, sin dramas
Eduardo López-Collazo conoció la amargura del hambre en su Cuba natal. Le faltó el techo, la libertad y el respeto a su condición sexual. Inspirado en Madame Curie, abandonó su tierra para sumergirse en su pasión por la ciencia y la literatura. No fue un ‘camino de rosas’, pero el físico nuclear y doctor en Farmacia es el actual director del Biobanco del IdiPAZ. Todo esto sin haber sacrificado su lado más sensible, que refleja como crítico de danza y escritor.
Tras dejar Cuba para “poder ser libre”, ¿qué te motivó a seguir adelante en los momentos difíciles?
La motivación era muy natural: hacer realidad mis sueños. Quería ser científico, arrancar la mayor cantidad de secretos a la naturaleza, escribir en libertad de lo que quisiera, hacer mi vida según mi estilo y no por imposiciones. Desde niño, mi máxima aspiración era ganar grados de libertad y eso siempre ha guiado mis decisiones. Si tuviera que elegir una figura inspiradora, diría que fue Madame Curie, alguien que dejó atrás su país y cultura para ser ella misma. Sería bonito decir que tuve mentores, pero en general lo que tuve fueron trabas en el camino.
¿Hubo algún momento en el que pensaste que podrías lograr lo que has conseguido?
Ahora, en este momento, es que más o menos vislumbro las cosas logradas que, por supuesto, me parecen pocas. En general, la vida es la suma de pequeños eventos que luego se resumen en grandes victorias o estruendosos fracasos.
¿Cómo lograste mantener la motivación en momentos de duda o desesperación?
De eso hubo mucho, y sigue existiendo. Yo les llamo sillas en el camino, momentos donde piensas que lo mejor sería sentarse y ver la vida pasar. Pero no va conmigo. En el pie de mi email reza: “Ser cubano significa no darle importancia a los obstáculos, los saltas y se acabó el drama”. Esta es mi máxima.
¿Cuáles fueron los principales retos que tuviste que superar en España para tener éxito en el mundo científico?
A los “normales” que tiene que afrontar y superar toda persona en este país para hacer ciencia, es decir, la falta de financiación, el poco — diría que nulo— interés real por la ciencia que profesan la mayoría de los políticos y las administraciones y un larguísimo etcétera… le tuve que añadir el hecho de ser inmigrante, no médico en un mundo sanitario y con una orientación sexual no frecuente. Mil veces tuve que escuchar consejos como: “No digas más que eres cubano, no lo pareces y eso te vendrá bien” o “Tampoco tienes que sacar a colación que eres homosexual, eso te cerrará puertas, aunque oficialmente no se admite”. Pero, ya te dije, dejé atrás muchas cosas para ser libre.
Mirando hacia atrás, ¿qué lecciones has aprendido que te gustaría compartir con aquellos que están comenzando en tu sector?
Arrancar secretos a la naturaleza por vocación es una de las cosas más bonitas que puedes hacer en tu vida. Eso sí, debe gustarte; de lo contrario, sufrirás demasiado y no tiene sentido que lo hagas.
¿Cuáles de tus vivencias de superación personal están reflejadas en tu primera novela, Narcisos?
Narcisos trata de ocho hombres adultos que van a una psicóloga para buscar solución a unos problemas que, en ocasiones, ni ellos mismos conocen. Uno de ellos, Oliverio, es mi alter ego. Pero, prefiero que te leas la novela y no contártela (risas).
Si pudieras definir el legado que quisieras dejar, ¿cómo lo harías?
Sueño con poder comprobar mi teoría sobre la metástasis y de paso establecer una terapia para eliminarla; me gustaría poder pronosticar con precisión la evolución del paciente séptico y lograr curar esta lacra que arrastramos desde los albores de la humanidad. Quisiera entender la comunicación entre el cerebro y las defensas, quiero escribir las mejores críticas de danza del país y, para terminar, publicar la novela que defina mi generación. En eso estamos.

Eduardo López-Collazo, director del Biobanco del IdiPAZ
Set y partido
El tenista Dani Caverzaschi, el número 7 del mundo en singles y número 3 en dobles, suma 36 títulos internacionales en solitario y 48 más por parejas. A pesar de sus impresionantes cifras, una lesión hizo tambalear su carrera profesional. Lejos de rendirse, tomó la ‘raqueta por el mango’ y cofundó VLP Sports, una agencia dispuesta a plantear un storytelling con propósito en torno a la discapacidad y al deporte paralímpico.
¿En qué momento sentiste que tu discapacidad dejó de ser una limitación?
Crecí en un entorno que normalizaba la discapacidad y siempre estuve muy vinculado al deporte; estos dos factores hicieron que tuviera una infancia y adolescencia donde no me sentía apenas limitado. Sin embargo, hubo momentos difíciles y tengo que decir que fue un proceso. Y creo que es alrededor de los 16/17 años que me di cuenta de que todo esto me había entrenado para la vida. Afrontar retos desde pequeño me dio una capacidad de adaptación, resiliencia y “ser espabilado” que hoy es parte esencial de quién soy. No se trata de dramatizar la discapacidad, pero tampoco de esconderla: cuando la acepté como parte de mi identidad, todo empezó a encajar. Y al cabo de unos años, entendí además que mi discapacidad es física y visible, y hay mucho desconocimiento asociado, ¡pero realmente todos tenemos nuestras discapacidades!
¿Qué te llevó a fundar VLP Sports?
Fundé VLP Sports junto a mi mejor amigo y CEO, Felipe Quintela, que venía del mundo del marketing. Veíamos una necesidad urgente de cambiar la narrativa en torno a la discapacidad y al deporte paralímpico incluso. Estábamos cansados de ver que históricamente siempre se comunicaba desde la lástima o desde la épica. El propósito de VLP Sports es claro: romper esos estereotipos, utilizando el deporte y la comunicación como herramientas transformadoras.
¿Aún existen barreras en el deporte profesional para personas con discapacidad?
Hay barreras, sí, pero también avances. Y uno de los mejores ejemplos es el tenis en silla. A día de hoy, ya se juega en los cuatro Grand Slams y en muchos torneos ATP, completamente integrados. Esto no es futuro, es presente. Desde VLP estamos orgullosos de estar empujando ese cambio: llevamos dos años organizando torneos de exhibición de tenis en el ATP 500 de Río de Janeiro, y este año incluso jugamos un dobles mixto con leyendas como Del Potro y Joao Fonseca. También fuimos la primera empresa en organizar un evento de tenis en silla en Arabia Saudí, con una exhibición histórica en las Next Gen Finals en Yeda. ¿Qué importancia le das al fracaso en el camino al éxito? Es necesario para crecer, y hay que perderle el miedo al fracaso porque es parte del proceso para mejorar y evolucionar. Por desgracia o por fortuna me he comido muchos contratiempos, he tenido lesiones horribles, momentos de desconfianza, de frustración, o momentos donde siento que estoy haciendo bien las cosas, ¡pero aún no consigo el objetivo! Todo esto te curte y te tira para arriba si lo gestionas bien.
¿Consideras que la discapacidad sigue estando infrarrepresentada en el mundo empresarial?
Sí, lo está. Pero no por falta de talento, sino por una narrativa que aún no se ha actualizado. Durante años, se ha contado la discapacidad desde un lugar muy limitado, y eso ha afectado cómo se nos ve y cómo se nos incluye. Pero también es verdad que tenemos una responsabilidad: demostrar que no solo podemos formar parte, sino liderar. Y lo estamos haciendo.
¿Qué sueñas lograr en los próximos cinco años?
A nivel deportivo, quiero ganar un Grand Slam y estar entre los tres mejores del mundo. A nivel empresarial, queremos que VLP y nuestra productora se consoliden no solo como la referencia de la normalización de la discapacidad, sino del storytelling con propósito.

Dani Caverzaschi, cofundador de VLP Sports
Apetito de crecer
Sebastián Linde tuvo que dejar Jaén, su tierra natal, y apostar todos sus ahorros para alcanzar el éxito. El esfuerzo y la diferenciación le permitieron al director general de Linde Barragán y Asociados que su proyecto creciera hasta gestionar actualmente más de 600 fincas y tener más de 32.000 clientes. Una visión que le llevó, en 2021, a recibir el premio de Cepyme al Mejor empresario de España, entregado por Felipe VI.
¿Cómo se pasa de trabajar en el mundo rural a recibir el Premio Cepyme?
La verdad es que es un cambio grande y promovido por la inquietud, el deseo y las ganas de desarrollarme como profesional. Al final, el secreto, para mí, no es otro que trabajar, tener curiosidad por seguir aprendiendo, honradez, sacrificio y no aceptar jamás un ‘no’ por respuesta. Nunca he perdido las ganas de ser el mejor en lo mío y, una vez alcanzada la meta, es hora de diversificar hacia otras áreas o negocios. El empresario y escritor Jim Rohn dijo: “El secreto del éxito es hacer cosas ordinarias, extraordinariamente bien”.
Gestionan más de 600 fincas y tienen más de 32.000 clientes. ¿Cómo se logra una red de esa magnitud?
El éxito vino gracias a la diferenciación. Es decir, si abro una panadería justo en el local de al lado de otra, no tendré éxito a no ser que exista una diferencia más que justificada para hacer que esos clientes cambien de tienda. Nosotros hicimos lo mismo, innovamos en nuestra zona el mundo de la administración de fincas. Implantamos un servicio 24 horas para urgencias en todas nuestras comunidades, empezamos a realizar visitas periódicas a todos nuestros clientes, mejoramos el trato personal y el horario de apertura de nuestra sede… y todo ello a un precio competitivo. Actualmente, la empresa cuenta con cuatro sedes, en Motril, Torrenueva-Costa, Granada y Jaén. Todo el negocio es gestionado gracias al bien más preciado que tengo en mi empresa… mis compañeros.
¿Qué obstáculos tuvo que superar?
Los obstáculos fueron de todo tipo, personales, económicos, sociales… Yo soy de Jaén y Mercedes Mª Barragán Valdivia, mi esposa y socia del negocio también. Tuvimos que tomar la decisión de abandonar nuestra amada tierra para iniciar camino en Motril. Económicamente hablando, también lo apostamos todo. Llegamos con unos ahorros y con la posibilidad de fracasar y perderlo todo. Llegamos a un lugar donde no conocíamos a nadie y socialmente no existíamos el primer año. Costó mucho que los clientes confiaran en dos personas que llegaban de fuera y no eran conocidas. Hay que tener en cuenta que una de las labores del Administrador de Fincas es administrar el dinero del cliente, y si no existe una confianza previa o una recomendación, es aún más complicado.
¿Qué proyectos tiene puestos en marcha?
El futuro de la empresa pasa por seguir diversificando las inversiones, a la vez que continuar con la apertura de más sedes de negocio por todo el territorio nacional. Igualmente, la empresa está empezando a preparar áreas de trabajo dedicadas a la implantación de métodos de producción de energía renovable y creación de programas y herramientas con inteligencia artificial que hagan la vida más fácil a empresas y organismos.
¿Qué papel le gustaría desempeñar en el desarrollo económico de su tierra, Jaén?
Me encantaría poder crear puestos de trabajo y mejorar la economía de mi ciudad natal, y así evitar que nuestros jóvenes tengan que salir fuera a buscarse un futuro. Para ello tengo un reto personal que es trabajar desde el ámbito privado, pero igualmente, y si en algún momento tengo la posibilidad de ello, desde el ámbito público, como puede ser la política, mi otra pasión.
¿Qué le diría al Sebastián joven que empezaba en el campo?
Le diría que hiciera lo mismo que hizo en su día, que soñara, que no se dejara guiar por personas o corrientes negativas y que al final vienen a decirte que no puedes ser o conseguir algo. También le diría que trabajara igual, que se sacrificara igual, pero que disfrutara más del camino.

Sebastián Linde, director general de Linde Barragán y Asociados