Durante décadas, el liderazgo empresarial estuvo marcado por estructuras jerárquicas un tanto rígidas y una visión tradicional del poder en manos masculinas. Sin embargo, con el paso del tiempo, conceptos como la equidad sentaron las bases que marcaban el camino a seguir.
Las cifras del emprendimiento femenino ponen de manifiesto las dificultades que las jóvenes encuentran. El estudio Coste de oportunidad de la brecha de género en el emprendimiento innovador, de ClosinGap, indica que por cada hombre emprendiendo en actividades de alta intensidad innovadora hay solo 0,36 mujeres en la misma situación.
A pesar de ello, las jóvenes empresarias continúan avanzando fieles a su objetivo, concretando un cambio de paradigma. Ellas ya no reclaman el lugar que les corresponde con la idea de acceder a espacios de decisión, sino que buscan transformarlos desde dentro. Y en este nuevo escenario de startups y emprendimiento, su metamorfosis se hace aún más evidente.
PALANCA DE CAMBIO
Las nuevas líderes son mujeres menores de 30 años que fundan empresas y lideran proyectos innovadores con una naturalidad que redefine el concepto de autoridad tradicional. Hoy, las jóvenes emprendedoras no sólo innovan en lo que hacen, sino también en cómo lo hacen. Con capacidad de resiliencia y un marcado instinto que les permite identificar nuevas oportunidades en los negocios, construyen un liderazgo femenino que rompe moldes, convirtiéndose en inspiración para las futuras empresarias, que por fin encuentran modelos a seguir.
Para ello se apoyan no solo en la educación a la que han podido acceder, sino también en cualquiera de las numerosas iniciativas que promueven el liderazgo femenino. Uno de estos programas es Chicas Imparables, de 50&50 Gender Leadership, que busca empoderar a mujeres jóvenes, dotándolas de habilidades de liderazgo y empujándolas a perseguir sus metas.
Con objetivos similares, la Fundación Inspiring Girls, en colaboración con BBVA, pone en contacto a niñas con mujeres referentes para impulsar sus aspiraciones profesionales, mientras que la Academia Europea de Liderazgo de Huawei busca formar a jóvenes mujeres de toda Europa en liderazgo y tecnología. Con la vista puesta en un futuro inclusivo y sostenible, les anima a cumplir sus sueños.

Raquel Esteban Sierra, fundadora del obrador Mis tartas de queso
NUEVO PERFIL
El último estudio sobre el Emprendimiento de la Comunidad de Madrid lo deja claro: ha llegado el turno de las más jóvenes. Pero la generación de mujeres entre 20 y 30 años dispuestas a poner en marcha sus negocios lo hacen con un planteamiento muy diferente que sus predecesoras.
Las emprendedoras coinciden en afirmar que el primer paso para que una mujer triunfe en el mundo empresarial es que tenga confianza en sí misma y el convencimiento de que puede llegar a alcanzar sus metas. Es el caso de Raquel Esteban Sierra que, tras cinco años en el departamento de Marketing de una importante compañía nacional, decidió montar su propio negocio. Los inicios del obrador Mis tartas de queso no fueron del todo fáciles. Ser joven se convertía en un hándicap a la hora de negociar con bancos o contratar seguros. Pero la determinación pudo más.
Raquel considera fundamental que las jóvenes empresarias tengan confianza en su proyecto. “Todo el mundo parece estar dispuesto a opinar y en muchas ocasiones pueden hacerte dudar de decisiones que ya has tomado. A la hora de emprender hay que tener paciencia y ser fiel a una misma”, señala. En su caso, el tiempo le ha dado la razón, como demuestra la excelente marcha de su negocio.
Como Raquel, las jóvenes emprendedoras se están dando permiso para intentarlo y, más que eliminar de su diccionario la palabra “fracaso”, han sabido convivir con la incertidumbre que supone lanzarse a emprender como primer paso para triunfar.
Las motivaciones de las líderes más jóvenes no responden únicamente al deseo de independencia económica o profesional que se daba en generaciones anteriores. Hoy en día, lo que buscan es alinear el negocio con sus valores. Surgen así empresas con alma, donde la rentabilidad no está reñida con la búsqueda de un impacto positivo para la sociedad.
Según la Cámara de Madrid, la diferencia clave del emprendimiento femenino se basa en los propósitos. Estas jóvenes buscan generar un impacto positivo en su comunidad y la sociedad en general. Además, tienden a ser más prudentes a la hora de asumir riesgos, lo que lleva a construir negocios más estables y sostenibles, priorizando la seguridad y la continuidad sobre los beneficios.
Las emprendedoras más jóvenes han comenzado a trabajar con otras mujeres, fortaleciendo redes empresariales más sólidas y cohesionadas. En este contexto, muchas de las líderes empresariales actuales no se identifican totalmente con el término “valientes” con el que la sociedad se empeña en definirlas, sino que se ven a sí mismas como “inconformistas”. No hay que olvidar que, a pesar de su juventud, han vivido crisis económicas, climáticas y sanitarias que han modificado su percepción del mundo. Y ya no quieren que cambie, sino que aspiran a transformarlo por sus propios medios.
Anna Fuster es la fundadora de la empresa de cosmética Two Poles. Su idea nació cuando Anna tuvo en brazos a su hija Gala, que tenía dermatitis atópica. Esta circunstancia fue la que definió su necesidad de crear productos eficaces y respetuosos con la piel. Cuando se le pregunta qué es para ella el liderazgo, Anna apunta que “liderar es escuchar siempre, intentar inspirar, hacer equipo, y que la gente se sienta a gusto y segura en su puesto de trabajo, que disfrute, que sienta que forma parte de ello, y ayudarles a crecer”.

Anna Fuster es la fundadora de la empresa de cosmética Two Poles
LA TECNOLOGÍA, SU GRAN ALIADA
Para las mujeres empresarias, el liderazgo se entiende desde la empatía, la adaptabilidad y la colaboración. Queda atrás un modelo competitivo y autoritario, con dinámicas horizontales, para dar paso a la escucha activa y a la inteligencia emocional. Estas mujeres han desarrollado habilidades diferenciales en cuanto a gestión del conflicto, la motivación o la conciencia social, y priorizan el bienestar propio y de sus equipos, aunque no pierden de vista el esfuerzo necesario para hacer triunfar sus negocios.
Anna Fuster señala al respecto que “gracias a las redes sociales estamos viendo que hay grandes proyectos y emprendedoras que tienen menos de 30 años y que lo están haciendo muy bien. Están haciendo muchísimo ruido y creando comunidades con valores”.
Y es que uno de los grandes impulsores del liderazgo femenino en el ámbito emprendedor ha sido la digitalización. Las mujeres jóvenes saben utilizar la tecnología a su favor, convirtiéndola no solo en una herramienta muy útil, sino también en una palanca de transformación que les permite obtener visibilidad, conexión con el entorno y validación con la sociedad sin necesidad de intermediarios.
Cuando un producto o servicio funciona, la propia idea se convierte en el punto de inflexión que permite el impulso necesario para alcanzar las cotas más altas. El éxito llega, en muchos casos, con una simple conexión a Internet, el esfuerzo necesario y una comunidad fiel, dispuesta a sumarse a una causa de su interés.
CON LA VISTA PUESTA EN EL FUTURO
En España hay algo más de 650.000 mujeres liderando empresas, según el Observatorio de Emprendimiento, pero solo son una quinta parte del total de emprendedores. A pesar de ello, ya nadie duda de que el liderazgo femenino es clave en el desarrollo sostenible y la construcción de un futuro más equitativo. Apoyar a las mujeres más jóvenes en su camino hacia el éxito, más allá de ser una cuestión de justicia social y de subsanación de los errores del pasado, es una inversión de futuro.
Las jóvenes líderes empresariales están listas para convertirse en las protagonistas de sus propias historias, abrazando los desafíos que les ofrecen las nuevas oportunidades. Les mueve el coraje y la determinación, pero también las ganas de alejarse de lo convencional y hacer todo de manera distinta, a su manera.
Sus modelos se construyen desde cero, conjugando el verbo “emprender” a pesar de todos los obstáculos y transformando la competitividad en apoyo mutuo. Cuando se les pregunta por el futuro, imaginan empresas más horizontales, encaminadas a avanzar en términos de comunidad. La sostenibilidad y la innovación son las herramientas con las que afrontan los desafíos del tejido empresarial, al tiempo que se sienten responsables de sí mismas, sus equipos y la sociedad a la que pertenecen.
Ellas ya han comenzado a transformar el significado mismo de la palabra emprendimiento. Son jóvenes que, lejos de querer derribar techos de cristal, han heredado de sus antecesoras la fuerza para romperlos, sin dejar atrás el propósito que da voz y voto al liderazgo que las define.
Detonar el cambio
La emprendedora Julieta Rueff lanzó Flamaid, un dispositivo de seguridad en forma de granada de mano, con alarma sonora y localización GPS integrada. Nacida en 2001, la juventud de Rueff no ha sido un obstáculo para triunfar con una idea que ayuda a vivir con más seguridad y menos miedo.

Julieta Rueff
¿Cómo surge la idea de crear FlamAid?
La idea de FlamAid nace de una experiencia personal. Volviendo sola a casa una noche, sentí ese miedo tan común y tan injusto que te hace mirar hacia atrás cada dos pasos. “Esto no puede ser normal”, pensé. Y decidí que quería crear una solución que diera poder sin pedirlo. Así nació la “granada pacífica” de FlamAid: una alarma de 110 decibelios que, además de sonar, comparte tu ubicación en tiempo real con contactos de confianza. Desde entonces, hemos pasado de una idea en una libreta a una empresa con inversión, equipo, producto propio y distribución internacional. Y estamos desarrollando nuevas versiones más discretas, más bellas y más integradas con la moda y el día a día.
¿Ha sido tu juventud, en algún momento, un hándicap a la hora de que se confiara en tu proyecto?
Sí. Muchas veces no lo dicen directamente, pero lo notas en las miradas, en los silencios o en las preguntas condescendientes. Me han preguntado si FlamAid era un proyecto de clase, si tenía un tutor o si yo era “la chica de marketing”. Pero también he aprendido a usar mi juventud como motor. Porque no tener experiencia puede ser una desventaja, pero también te permite cuestionar todo, proponer lo impensable y construir sin miedo (casi siempre).
¿Qué cualidades tiene el liderazgo de mujeres jóvenes en comparación con el que han realizado tradicionalmente los hombres? ¿Crees que hay alguna diferencia?
Más que biología, creo que es una cuestión de vivencias. Las mujeres jóvenes hemos crecido en un mundo que aún nos dice que ocupamos “de más”, y eso nos ha obligado a desarrollar una empatía fina, una escucha activa y una forma de liderar más horizontal y colaborativa. No queremos mandar: queremos construir con otras personas. Y eso, sinceramente, es una ventaja brutal en los equipos de hoy.
Se te considera un referente en emprendimiento y tu trayectoria inspira a otras mujeres. ¿Esta responsabilidad supone un peso o te sirve de motivación para mejorar día tras día?
Las dos cosas. A veces me abruma que otras mujeres vean en mí algo así, sobre todo porque yo también tengo días de duda, de cansancio, de caos. Pero también me recuerda por qué empecé: no solo por crear un producto, sino por desafiar una realidad. Y si lo que yo hago ayuda a que otras se lo crean un poco más, entonces vale la pena todo.
¿Qué les dirías a otras mujeres jóvenes que estén pensando en emprender?
Que no esperen a sentirse “listas”, porque esa sensación no llega nunca. Que empiecen, aunque sea con miedo, con dudas o con el síndrome de la impostora a cuestas. Emprender no es tener todas las respuestas, es estar dispuesta a buscarlas. Y, sobre todo, que no lo hagan solas. Rodéate de gente que crea en ti antes incluso de que tú lo hagas.
¿Qué objetivos tienes a corto y medio plazo?
A corto plazo, lanzar nuestra nueva versión de joyas inteligentes FlamAid y cerrar colaboraciones con marcas que nos ayuden a llevar el producto a más manos, más bolsos y más mochilas. Y a medio plazo, internacionalizar el proyecto, construir comunidad y seguir innovando sin perder la esencia: crear seguridad desde el diseño, la empatía y la rebeldía.